Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
destino. Además, el bando vitizano estará muy debilitado: los hijos del rey<br />
son unos niños…<br />
Pelagio estuvo a punto de decir: «unos niños como era yo cuando<br />
Vitiza asesinó a mi padre y os violó a vos, y yo no pude defenderos»; pero<br />
se contuvo y recompuso su frase.<br />
—… unos niños que no pueden reinar sobre los godos. Si los partidos<br />
chindasvintano y nobiliario se unen, puede que el nuevo rey sea hostil a la<br />
dinastía de Egica y Vitiza. Entonces será el momento de reclamar lo que<br />
es mío: el ducado de Cantabria.<br />
«Aunque, madre, ahora ya nunca podré devolveros el honor perdido».<br />
Esto también lo calló Pelagio, pero pensarlo le desgarró el corazón.<br />
Luz Vítula lo miró preocupada. Su hijo Pelagio poseía una destreza<br />
natural para la guerra y las armas, y además había adquirido una apreciable<br />
cultura. Pero ni libros ni maestros lo podían preparar para lo que<br />
encontraría en Toledo: traiciones, mentiras, argucias, celadas más sutiles<br />
que la más delicada tela de araña... De nada valían prudentes consejos ni<br />
eruditas lecturas, solo con la experiencia era posible aprender a moverse<br />
en un mundo tan alevoso y artero. Desdichadamente, tal vez Pelagio muriese<br />
antes de saber suficiente.<br />
A su madre le habría gustado acompañarlo para guiarlo y aconsejarlo;<br />
pero por desgracia no era posible: ella debía quedarse en Causegadia, en<br />
la fría, pobre y odiada Causegadia, para evitar que el duque Pedro se apoderase<br />
de sus posesiones tribales.<br />
Luz Vítula meditó acerca de la conveniencia de ser ella quien viajase a<br />
Toledo mientras Pelagio se quedaba guardando Causegadia. Pero si bien<br />
entre los semipaganos montañeses a las mujeres les estaba permitido dirigir<br />
los destinos de una casa y de un pueblo, entre los godos resultaba inimaginable<br />
que una mujer interviniese directamente en política. Entre los<br />
godos, las mujeres debían actuar a través de sus maridos y de sus hijos. En<br />
Toledo, nadie la escucharía a ella, pues además de ser mujer, estaba viuda<br />
y había sido deshonrada. Tenía que ser el joven Pelagio quien afrontase los<br />
invisibles peligros del Palacio Real, quien lograse la venganza sobre los vitizanos<br />
y quien recuperase el título y el territorio que el duque Pedro usurpaba.<br />
Mas ¿qué posibilidades tenía el inexperto Pelagio de triunfar, o tan<br />
solo de sobrevivir, en el letal Toledo de los reyes visigodos?<br />
Luz Vítula dudaba. Dejar partir a su hijo era como enviarlo a la muerte.<br />
Sin embargo, ¿qué otra cosa podía hacer ella?<br />
20<br />
DesembarcoMaquetacion.indd 20 7/3/13 23:28:48