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—Ha enviado una carta excusándose. Dada la delicada situación de<br />

Septem 5 , prefiere seguir custodiando la ciudad, a pesar de que ha llegado<br />

a un acuerdo de paz con Musa, el gobernador musulmán de África —explicó<br />

Roderico.<br />

—Juliano es un traidor, un vitizano y un bizantino. ¡Ni siquiera es un<br />

godo como nosotros! —protestó el conde de Gadir 6 .<br />

Como estaban acostumbrados a los exabruptos del conde de Gadir, un<br />

anciano malhumorado de casi cincuenta años, no le hicieron mucho caso,<br />

aunque tenía razón en lo que había dicho y todos lo sabían.<br />

—¿Y el conde de la flota del estrecho Tartesio, ¿dónde está? —preguntó<br />

Fredegar—. ¿Cómo ha dejado pasar los barcos de ese tal Tarif sin<br />

hundirlos?<br />

—Otro vitizano, ¡os lo digo yo! —volvió a gritar el conde de Gadir—.<br />

¿Y ese está vigilando nuestras costas?<br />

—El conde de la flota se encuentra defendiendo las comunicaciones<br />

con Septem —lo defendió Roderico—. Y el desembarco de Tarif ha ocurrido<br />

en el lado occidental del estrecho.<br />

En realidad, Roderico sospechaba que el conde de la flota, de simpatías<br />

vitizanas, había permitido la incursión de Tarif para perjudicar su<br />

prestigio y su economía con el saqueo del ducado de la Bética; pero como<br />

no tenía pruebas, era mejor simular que creía en su lealtad. Algún día lo<br />

mataría por su traición; hasta entonces, fingiría ser un ingenuo.<br />

—Dejemos en paz a los ausentes y concentrémonos en la estrategia<br />

que seguiremos para aplastar a los seiscientos hombres de Tarif —prosiguió<br />

Roderico, aunque él, personalmente, había tomado buena nota de<br />

los condes que faltaban y, en su momento, les haría pagar cara su deserción—.<br />

Tenemos veinte mil soldados: creo que serán suficientes.<br />

—¡Cómo no van a ser suficientes contra seiscientos mauros! —lo interrumpió<br />

Fredegar, conde de Corduba. Estaba furioso por aquel derroche<br />

de dinero. Además, reunir los veinte mil soldados había costado casi un<br />

mes, durante el cual los mauros habían saqueado la Bética a placer.<br />

—Suficientes no para vencerlos. ¡Para atraparlos! —matizó Roderico—.<br />

Sus caballos son más rápidos que los nuestros, aunque menos corpulentos;<br />

y sus infantes no llevan armaduras ni grandes escudos. Podría haber<br />

mandado dos o tres mil soldados tras ellos, y habernos pasado varios<br />

5 Ceuta.<br />

6 Cádiz.<br />

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