09.05.2013 Views

Untitled - Ecomputer

Untitled - Ecomputer

Untitled - Ecomputer

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

meses corriendo tras los bereberes sin alcanzarlos, ¡pero yo no soy tan<br />

estúpido!<br />

Fredegar enrojeció, pero calló.<br />

—Formaremos tres grupos: ala izquierda, centro y ala derecha. La infantería<br />

del centro avanzará empujando al enemigo, mientras las alas impiden<br />

que escape. La caballería, de reserva, por si intentan romper nuestra<br />

línea.<br />

—Y para perseguir a los enemigos cuando huyan, claro —Fredegar<br />

trató de restaurar su prestigio ante los demás condes.<br />

Roderico decidió que Fredegar se quedaría en Hispalis. Si le daba algún<br />

mando, aquel idiota llevaría al ejército al desastre.<br />

—Huirán, pero no los perseguiremos. Escuchadme bien: no romperemos<br />

nuestra formación por ningún motivo. Ese es un viejo truco de la<br />

caballería ligera: simular un ataque, fingir una huida y conducir así a los<br />

perseguidores hasta una emboscada. ¡No! Seguiremos avanzando al paso,<br />

en buen orden, sin agotarnos ni desorganizar las filas.<br />

Fredegar gruñó algo como que aquella forma de luchar no comportaba<br />

gloria ni honor, pero como no lo dijo claramente, Roderico fingió no<br />

haberlo oído:<br />

—Tarde o temprano, terminaremos arrinconando a los mauros contra<br />

un río, contra un precipicio o, en todo caso, contra el mar. Entonces,<br />

cuando no puedan huir a ninguna parte, los aplastaremos gracias a nuestras<br />

armas y corazas. ¿Lo habéis entendido?<br />

Todos afirmaron, sin demasiado entusiasmo. Fredegar tenía razón:<br />

aquella era una manera de luchar carente de honor y de gloria.<br />

Roderico intuyó lo que pensaban:<br />

—Si alguno lanza una carga sin recibir órdenes, ¡por Jesucristo que lo<br />

castraré con un cuchillo mellado!<br />

En eso, llegó el encargado de las palomas mensajeras, que, jadeante,<br />

atravesó las puertas sin pedir permiso:<br />

—Mi señor Roderico…<br />

—¿Qué quieres? ¿No puedes esperar a que terminemos el consejo?<br />

—Roderico estaba de mal humor, disgustado por la estupidez de sus<br />

condes.<br />

—Mi señor Roderico, noticias de Toledo. ¡Noticias importantísimas!<br />

—¡Dilas pues, maldición!<br />

—¡El rey Vitiza ha muerto!<br />

35<br />

DesembarcoMaquetacion.indd 35 7/3/13 23:28:50

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!