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Empresas<br />
El último zapatero de<br />
la vieja escuela<br />
Jesús Chimeno lleva más de tres décadas fabricando zapatos con la única ayuda<br />
de sus manos y una lijadora. Sus interminables jornadas y el golpeo de su<br />
martillo no son más que el tímido rastro de una borrosa huella próxima a<br />
desaparecer. Y es que, el día que su pequeño taller de Santander cierre<br />
las puertas, será el fin de la artesanía del calzado en <strong>Cantabria</strong>.<br />
Al caminar por la santanderina calle<br />
López Dóriga, popularmente<br />
conocida como la cuesta de las<br />
cadenas, se distingue un pequeño cartel<br />
en el que puede leerse un nombre, J. Chimeno<br />
Artesano Al detenerse a su altura,<br />
y con el silencio propio de primera<br />
hora de la mañana, puede escucharse<br />
un martillo golpeando repetidas veces y<br />
una radio sonando de fondo. También<br />
es posible distinguir un olor inconfundible<br />
a cuero, y al seguir su rastro se accede<br />
a un pequeño taller situado en<br />
una entreplanta. A la entrada, diversas<br />
fotos de recuerdo, y en una de ellas un<br />
niño mira a cámara junto a un mocasín<br />
enorme que prácticamente le dobla en<br />
altura. Según se avanza hay más y más<br />
zapatos, algunos de ellos tan llamativos<br />
como costosos: uno con forma de pájaro;<br />
otro con boca y dientes auténticos;<br />
uno minúsculo, como si se tratase de un<br />
llavero… El desorden es la nota dominante,<br />
con hormas y pares y pares de<br />
calzado distribuidos por todas las baldas<br />
con las que cuenta el pequeño lo-<br />
El tamaño del taller de Chimeno, ubicado en la santanderina calle López Dóriga, obliga a aprovechar cada pequeño hueco.<br />
cantabria<br />
54 negocios JULIO <strong>2011</strong><br />
cal. También abundan las herramientas<br />
y las agujas de costura, pero con formas<br />
que resulta imposible describir. De<br />
repente el martillo deja de sonar, y es<br />
entonces cuando comienza a escucharse<br />
una lijadora. Siguiendo el sonido se<br />
llega a una pequeña sala. Allí hay un<br />
transistor, el de toda la vida, rodeado<br />
de más zapatos, multitud de hormas y<br />
numerosos utensilios. Ahora el olor a<br />
cuero se hace notar aún más, y se mezcla<br />
con uno mucho más intenso a pegamento.<br />
Es en este pequeño espacio<br />
donde Jesús Chimeno<br />
lleva desempeñando<br />
su profesión<br />
desde hace casi dos<br />
décadas.<br />
En realidad, este<br />
fabricante artesanal<br />
de zapatos lleva 31<br />
años ejerciendo como<br />
tal, aunque los<br />
diez primeros lo hizo<br />
en Marqués de la<br />
Hermida. Allí comenzó<br />
un proceso de formación<br />
autodidacta.<br />
No tuvo un maestro,<br />
sino que él fue el suyo<br />
propio. Así, con<br />
los libros como guía,<br />
y a través de numerosos<br />
ensayos y errores,<br />
este cántabro<br />
acabó por ser uno de<br />
los más diestros en la<br />
CEA BENITO<br />
materia. Sin embar-