YANET CERVANTES – LORENZO LUÉVANO - Volviendo a la Biblia
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Dialogo Yanet-Luevano sobre <strong>la</strong> salvacion, el diezmo y <strong>la</strong> iglesia bautista<br />
ejercer fe en lo que él es y en lo que él hizo por nosotros para ser salvos. No<br />
hay nada más que hacer, pero (“sin embargo”) según usted sí.<br />
Sin darse cuenta, usted enseña que debemos ayudarle a Cristo “creyendo”<br />
(conjugando el verbo creer), como una acción continua y no como un hecho<br />
que marcó nuestro nuevo nacimiento (Jn. 3:3, 16).<br />
Los que somos salvos obedecemos y andamos en buenas obras porque de<br />
esa manera mostramos que “ejercemos fe”, una fe no fingida en lo que Cristo<br />
hizo por nosotros. Nuestra salvación depende del objeto de nuestra fe (en<br />
quien ponemos nuestra fe: Cristo), no de los resultados o evidencias de nuestra<br />
fe (<strong>la</strong> obediencia y <strong>la</strong>s bunas obras).<br />
2.- Sobre <strong>la</strong> cuestión: “La Obra y Persona de Cristo no es suficiente en poder y<br />
alcance”. Usted escribió:<br />
Respuesta: La obra y <strong>la</strong> persona de Cristo es suficiente para <strong>la</strong> salvación de Cristo; sin embargo, él en su<br />
voluntad dijo a los hombres a quienes vino a salvar, “…No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en<br />
el reino de los cielos, sino el que hace <strong>la</strong> voluntad de mi Padre que está en los cielos…” (Mateo 7:21).<br />
Así pues, <strong>la</strong> suficiencia de <strong>la</strong> obra y <strong>la</strong> persona de Cristo para <strong>la</strong> salvación del hombre, no cambia <strong>la</strong><br />
verdad de que él, en su soberana voluntad, determinó que el hombre ponga fe en su sacrificio, y que viva<br />
en obediencia a su voluntad, <strong>la</strong> cual es mostrada en el Nuevo Testamento. Decir lo contrario, es, otra vez,<br />
contradecir <strong>la</strong>s dec<strong>la</strong>raciones c<strong>la</strong>ras e irrefutables de nuestro Señor Jesucristo.<br />
Comentario:<br />
Ya aceptó usted que La obra y <strong>la</strong> persona de Cristo es suficiente para <strong>la</strong><br />
salvación. Luego cita Mateo 7:21, en donde se hab<strong>la</strong> de quienes dicen “Señor,<br />
Señor”, pero no hacen <strong>la</strong> voluntad de Dios. Otra vez: se refiere a personas que<br />
creen intelectualmente, pero no ejercen fe, por que si “dicen y no hacen”, su fe<br />
es muerta, según Santiago. Para ser salvos, primero deben “ejercer fe” genuina<br />
en Jesús y entonces podrán “hacer” <strong>la</strong> voluntad de Dios. Vuelve a resaltar <strong>la</strong> fe,<br />
antes que <strong>la</strong> obediencia y <strong>la</strong>s obras.<br />
Usted ha afirmado en este, y en otros artículos que he leído, que para ser<br />
salvos no basta solo “creer”. Dice que es necesario obedecer, permanecer y<br />
hasta bautizarse, etc. Pero si en Juan 3:16 dice que “para que todo aquel que<br />
en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” podemos darnos cuenta de<br />
que aquí, creer incluye todas estas cosas, por que c<strong>la</strong>ramente dice que “tenga<br />
vida eterna”. Con esto le digo que a quienes Jesús se refiere en Mateo 7:21 no<br />
han creído tal y como lo dice Juan 3:16.<br />
3.- Sobre <strong>la</strong> cuestión: “La existencia de un "órgano eclesiástico" (o peor aun<br />
so<strong>la</strong>mente un individuo) capaz de determinar quien si y quien no es salvo”.<br />
Usted escribió:<br />
Respuesta: Nadie toma ese papel, ni tampoco se afirma tal cosa (al menos no un servidor). Semejante<br />
dec<strong>la</strong>ración es prejuiciosa y carnal, pues jamás se ha dec<strong>la</strong>rado tal cosa. Por otro <strong>la</strong>do, el Señor nos ha<br />
mandado a predicar el evangelio a toda criatura, y el mensaje que el nos manda predicar es sumamente<br />
sencillo, pero que también incluye dec<strong>la</strong>rar <strong>la</strong> verdad en cuanto a <strong>la</strong> condición de los hombres, y los<br />
efectos negativos de su desobediencia y fe en el Señor. ¿Acaso se toman tales atribuciones dec<strong>la</strong>radas por<br />
decir <strong>la</strong> verdad, de “…el que no creyere, será condenado…”? (Mr. 16:16b). ¿Acaso Pablo tomó tales<br />
atribuciones, al advertir a sus oyentes, sobre <strong>la</strong> necesidad que tenían de escapar de esa “perversa<br />
generación” en <strong>la</strong> que vivían para poder ser “salvos”? (Hechos 2:40). Advertir y decir <strong>la</strong> verdad a los<br />
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