30 cuentos del Magreb - Cuaderno Intercultural
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—Alá* decidirá si el potrillo pertenece a la<br />
yegua o a la burra…<br />
—¿Y cómo sabremos cuál es su decisión?<br />
—preguntó el rey.<br />
—Bastará con observar los animales,<br />
Majestad.<br />
Algunos días más tarde, soltaron las cuatro<br />
bestias al mismo tiempo en la plaza. La yegua<br />
se fue trotando por un lado y la burra por otro.<br />
Sin dudarlo ni un instante, el potrillo marchó<br />
detrás de la primera, mientras que el borriquito<br />
corría tras la burra, tras lo cual la yegua lanzó<br />
un largo relincho, al que respondió su dueño<br />
con un grito de satisfacción. Entre la multitud<br />
reunida en la plaza se escucharon los yuyús* de<br />
las mujeres y las exclamaciones de alegría de<br />
los hombres y de los niños, satisfechos de que<br />
el buen orden hubiese sido respetado.<br />
El monarca se enteró por un eunuco* de<br />
que su esposa había vuelto a prodigar sus consejos.<br />
Aquello le sentó tan mal que no se limitó,<br />
como la primera vez, a reprochárselo.<br />
—Te había prohibido que ayudaras a mis<br />
súbditos y me has desobedecido. Me veo obligado<br />
por ello a repudiarte. Dejarás el palacio<br />
durante la noche y volverás a casa de tus<br />
padres. Te autorizo a llevarte tu bien más precioso.<br />
La pobre mujer regresó a sus aposentos con<br />
la cabeza gacha. La decisión <strong>del</strong> sultán le dolía<br />
más aún porque ella lo quería apasionadamente.<br />
Consiguió un soporífero 1 y mandó llamar a<br />
la cocinera <strong>del</strong> rey. A cambio de algunas monedas<br />
de oro, ésta aceptó poner un poco de<br />
droga en la cena <strong>del</strong> monarca. Cuando éste se<br />
hubo dormido, lo encerró en un cofre, que<br />
hizo cargar en un dromedario. La mujer repudiada<br />
abandonó de inmediato el palacio con<br />
su preciosa carga y volvió a casa de sus padres<br />
acompañada por sus sirvientes más fieles.<br />
El cofre en el que se hallaba el sultán fue<br />
depositado en el cuarto de la mujer repudiada.<br />
El efecto <strong>del</strong> soporífero duró hasta el día<br />
siguiente por la mañana. El rey se despertó y se<br />
preguntó qué le ocurría. «Han debido de<br />
secuestrarme y probablemente me asesinen<br />
para quedarse con el trono», se dijo con temor.<br />
Comenzó a tamborilear la tapa <strong>del</strong> cofre con<br />
ansiedad hasta que la mujer repudiada escuchó<br />
el ruido sordo de los golpecitos y lo liberó.<br />
1. Que provoca sueño.