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30 cuentos del Magreb - Cuaderno Intercultural

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58<br />

Un día, un chacal vio un perdigón que estaba<br />

picoteando un árbol y se le acercó. El<br />

perdigón lo oyó y voló hasta una rama.<br />

—No temas —le dijo el chacal—, sólo quería<br />

hablar contigo.<br />

—Te escucho pues.<br />

—Pareces siempre muy serio, y me preguntaba<br />

si te gustaba reír o hacer reír a los demás.<br />

—Sí —respondió el perdigón—, de lo contrario<br />

mi vida sería muy triste. Pero tú también<br />

pareces muy serio.<br />

—Si hago bromas pesadas a los otros animales<br />

es porque me gusta divertirme y reírme<br />

de ellos. A veces también hago reír a los demás<br />

a mi pesar y eso no me gusta nada.<br />

—Quizás seas demasiado susceptible.<br />

—Es posible. Pero apuesto a que tú no eres<br />

capaz de hacerme reír tanto como yo a ti.<br />

—Puedo probarte lo contrario —respondió<br />

el perdigón, a quien le gustaban los desafíos.<br />

Condujo al chacal hasta un campo vecino<br />

en el que trabajaban dos felás.*<br />

—Escóndete detrás de esa palmera y fíjate<br />

en lo que hago.<br />

El perdigón fue a posarse sobre la cabeza de<br />

uno de los hombres.<br />

—No vayas a moverte si no quieres perder<br />

el excelente almuerzo que tenemos —le dijo su<br />

compañero.<br />

Se acercó lentamente alzando su azada para<br />

matar al pájaro. Pero éste salió volando y el felá<br />

recibió tal golpe en la cabeza que cayó desmayado.<br />

El chacal, al verlo caer, lanzó una carcajada.<br />

—¿Has visto? —le dijo el perdigón ya junto<br />

a él.<br />

—Nunca me he reído tanto —reconoció el<br />

chacal.<br />

Los dos compadres se alejaron rápidamente<br />

y fueron recorriendo la comarca. El ued* no<br />

estaba aún completamente seco y pudieron<br />

beber un poco de agua. Llegaron luego a un<br />

bosque de eucaliptos en el que penetró el chacal,<br />

mientras que el perdigón sobrevoló los<br />

árboles hasta encontrar un claro, donde esperó<br />

a su amigo. El chacal había aminorado el<br />

paso para gozar <strong>del</strong> frescor <strong>del</strong> bosque.<br />

—¡Por aquí! —le gritó el pájaro al oír crujir<br />

las hojas secas bajo las patas <strong>del</strong> chacal.<br />

El pájaro se había posado sobre una roca<br />

blanca, cerca de la cual el chacal vio un trozo<br />

de carne.

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