Ver revista PDF - Alforja
Ver revista PDF - Alforja
Ver revista PDF - Alforja
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
2 Ibidem.<br />
70<br />
provinciano se usan para retomar la lectura de Octavio Paz:“con Velarde,<br />
las letras mexicanas ingresan de hecho y de derecho a la modernidad<br />
literaria”. Ahora vuelto paradigma del parnaso mexicano<br />
moderno, decir que Velarde es un poeta que canta a la<br />
provincia es poco menos que un insulto: es un anacronismo<br />
hermenéutico.<br />
Antes de Fox, el centro designaba un proyecto político liberal<br />
(y neoliberal) que concentraba el poder en un presidencialismo<br />
autoritario a través de una ideología cultural<br />
dominante (con el foxismo —consumación del salinismo—<br />
no terminan las pretensiones autoritarias sino que<br />
la base política ya no cohesiona Estado, gobierno y partido<br />
único). Sin mucho éxito, los mecanismos de control se<br />
intentan ejercer por medio del autoritarismo imperante y su<br />
ideología nacionalista, pero ya no hay condiciones para la<br />
antigua unidad política vertical y despótica; surge la amenaza<br />
de ingobernabilidad. En tal contexto, la literatura —su<br />
historia oficial— tiene mucho que ver con la construcción<br />
del nacionalismo y los cacicazgos culturales.Aunque la historia<br />
de la literatura mexicana esté escrita desde una visión<br />
centralista y se plasme en antologías, colecciones y<br />
proyectos editoriales, 2 también la literatura —en tanto<br />
creación soberana— es un hecho plural irreductible a<br />
toda categorización e institución culturales. Los escritores<br />
de tierra adentro —por utilizar una vieja metáfora<br />
política— no sólo refuerzan la visión nacionalista que el<br />
centro quiere imponer, también desactivan y minan el poder<br />
monolítico. La multiplicidad ontológica y estética termina por<br />
imponerse a toda hegemonía. Hay literatura si y sólo si hay subversión<br />
en un sentido eminente: creación de reinos imaginarios henchidos<br />
de belleza y lucidez.<br />
Aún sigue siendo la capital social el capital cultural más robustecido.<br />
Ahí se cuenta con más recursos, programas y proyectos privados y gubernamentales,<br />
grandes casas editoriales, universidades prestigiosas y<br />
con presupuesto para capitalizar su prestigio. Empero, México no es el<br />
D. F. ni la república de las letras es la metrópoli. Movimientos sociales<br />
y culturales han ido minando estructuras y prácticas autoritarias. La<br />
emergencia de voces se fortalece y se expande. Lo marginal y lo insignificante<br />
cobra ahora nuevas formas de significación. Las literaturas<br />
menores llegaron para instalarse y desinstalar el podium de los vencedores.<br />
Frente a los monolitos del poder —pues tampoco el poder es uno<br />
(por más que su auto-representación así lo quiera)— los imaginarios<br />
sociales no cesan de multiplicarse en historias intempestivas. En este<br />
sentido, hay que señalar la importancia histórica que significó el reconocimiento<br />
de “la literatura regional” como crítica y resistencia, incluso<br />
alforja 39 | invierno 2006<br />
creación, frente al centro cultural. Empero, hay que ser conscientes de<br />
que las premisas de la discusión literatura regional o literatura nacional<br />
hoy han pasado a ser parte del discurso de poder. Hay que cambiar<br />
los axiomas si se quieren tener otros puertos de llegada. Más que de descentralización,<br />
habría que hablar de diversidad y descentramiento. En<br />
la multiplicación de otras visiones de la literatura, su creación y difusión,<br />
no sólo está en juego un proyecto multicultural, sino formas de<br />
vivencia y convivencia.<br />
La política de la literatura es la subversión del orden existente desde<br />
la creación abierta. Al apostar por la génesis de otras realidades, la<br />
literatura nos muestra el presente desde su alteridad constitutiva. El pluralismo<br />
del discurso literario tiene la potencia de hacer mil pedazos<br />
toda teorización y totalización cerrada. Por tanto, hay tantas tipologías<br />
de escrituras como escritores. Y mientras haya ser y quehacer humanos,<br />
las propuestas culturales y contraculturales seguirán emergiendo; la literatura<br />
es un oficio demasiado humano. Las estrategias para combatir<br />
el centralismo implican un doble movimiento: de crítica y a la vez<br />
de creación, como bien ha dicho la escritora sonorense Eve Gil:<br />
La estrategia para combatir el centralismo comienza desde quienes se<br />
asumen afectados: los escritores del norte —históricamente ignorados,<br />
¿ninguneados?— empiezan a descollar en el ámbito de las letras nacionales<br />
con interesantes proyectos editoriales que han brotado del forcejeo<br />
cultural que se vive en la frontera. Un ejemplo notable de ello podrían<br />
ser los autores neoleoneses que fundaron la editorial made-in-Monterrey,<br />
Ediciones Castillo, que es la primera editorial de provincia que se<br />
distribuye a lo largo y ancho del país. Hay otra editorial norteña, tijuanense<br />
para más precisión geográfica, que con poco presupuesto publica<br />
libros de bolsillo de material más económico pero que empieza a rebasar<br />
fronteras: Ediciones Yoremito. Navegación en Yoremito es el título de<br />
un extenso poema épico de Abigael Bohórquez, quien murió en la pobreza<br />
más humillante, vejado por las autoridades culturales por su condición<br />
homosexual, inspiró, con su leyenda de poeta maldito, antes de<br />
morir incluso, a diversos escritores jóvenes, Crosthwaite entre ellos. Ediciones<br />
Yoremito tiene en su catálogo a escritores oriundos del norte de<br />
la República. Sin embargo, Crosthwaite no es el único norteño que cumple<br />
tan loable función. En Sonora hay editores muy respetables, casi<br />
mártires de este quehacer que en aquellos lares resulta, cuando no labor<br />
ignorada, sí menospreciada. 3<br />
Eve Gil arremete contra esas visiones autoritarias que buscan imponerse<br />
de forma vertical. Ella misma se pone como ejemplo: “Refugiada a<br />
los quince años en una habitación refrescada a medias por un cooler leyendo<br />
con fruición a las hermanas Brontë, Wilde, Poe, Jane Austen,<br />
Byron, Cummings, Erica Jong, Asimov, Bradbury… ¿es esto una escritora<br />
norteña? ¿Por qué carajos hemos de caber todos los nacidos en<br />
3 Eve Gil, “Frontera impresa<br />
y literaria. Editoriales<br />
del Norte”, en Etcétera,<br />
http://www.etcetera.com.<br />
mx/2000/384/eve384.html<br />
miscelánea 71