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op. cit., p. 44. Otra hipótesis<br />

es la proporcionada<br />

por Heriberto Yépez: “Los<br />

blogs son una característica<br />

norteña. La red de escritores<br />

jóvenes en internet<br />

está dominada por<br />

norteños.” Memoria I, op.<br />

cit., p. 17. Empero, una<br />

cualidad de internet es la<br />

desmaterialización del entorno<br />

físico, con lo que la<br />

ciudadanía territorial se<br />

ve sustituida por una ciudadanía<br />

virtual.<br />

9 Juan José Saer, El concepto<br />

de ficción. Textos<br />

polémicos contra los prejuicios<br />

literarios, México,<br />

Planeta, 1997,p.93.<br />

74<br />

de su escritura. El entorno otorga una arena de batalla frente a la cual<br />

el escritor sortea condiciones de existencia y sobrevivencia. No sólo en<br />

la periferia el escritor enfrenta la adversidad; la precaria situación de<br />

escritores como Emil Cioran, Paul Celan, Maurice Blanchot o Walter<br />

Benjamin nos obliga a replantear de forma radical la existencia de una<br />

tradición cultural europea hegemónica como síntesis de la herencia<br />

humanística clásica. Los escritores citados subvierten y desestructuran<br />

una visión monolítica y amplían los márgenes del espacio literario.<br />

Juan José Saer, escritor argentino, hijo de sirios y residente en París,<br />

plantea las cosas con lucidez implacable:<br />

Lo europeo sería más un accidente geográfico que un hecho cultural, y<br />

aquella literatura cuyo tema central es Occidente, Europa, “la tradición<br />

europea”, esa literatura europea propiamente dicha, no sería de ese modo<br />

más que una corriente, por no decir un género, como la novela erótica<br />

o el filme colonial. Toda obra artística supone una paradoja en cuanto<br />

a su pertenencia. Es inevitable que el arte pertenezca a un momento histórico,<br />

a un lugar, pero en lo que tiene de irreductiblemente artístico es<br />

condición necesaria que esa pertenencia se borre. Lo esencial de<br />

Joyce no es que hable de Dublín, es que habla de mí. Así, lo verdaderamente<br />

artístico del arte europeo es lo menos europeo<br />

que posee, y al mismo tiempo, aquello sin lo cual lo europeo<br />

no sería más que una serie de ornamentos artificiales. 9<br />

Todo escritor es un animal territorial, ocupa un espacio<br />

determinado en circunstancias específicas. Hay una<br />

relación esencial entre literatura y territorio que confiere<br />

una densidad existencial única. Empero, el escritor escribe<br />

desde un lugar que funciona como cruce de<br />

encuentros y umbral de experiencias. El lugar se excribe<br />

a través de la escritura, se traza en la urdimbre<br />

que entreteje lo vital y lo imaginario. Se escribe desde<br />

el reino de una infancia prometida. La literatura es<br />

una utopía territorial. Desde la ambigüedad existencial,<br />

la identidad del escritor está continuamente<br />

descentrada. De ahí que asumirse como marginal<br />

no sea sino confirmar lo otro del margen: el<br />

centro. Entre camisa de fuerza y arma de doble filo,<br />

el concepto de marginal resulta ambiguo y paradójico:<br />

si se toma como bandera contracultural<br />

no deja de afirmar, aunque sea para transgredir, un<br />

orden central; ahora bien, si es desdeñado por la<br />

metrópoli, su mera existencia cuestiona el poder<br />

vertical. Antes lo marginal no podía ser negociable<br />

ni asimilable al sistema de producción.<br />

Hoy, los creativos del mercado se las<br />

alforja 39 | invierno 2006<br />

ingenian para hacer de la transgresión y la marginalidad mercancías de<br />

consumo alternativo; lo diferente reditúa valor agregado. Por suerte,<br />

aún hay obras que se sustraen a la lógica de consumo y transfiguran lo<br />

existente desde otras experiencias.<br />

El polaco Witold Gombrowicz, quien vivió en Argentina durante<br />

su exilio de veinticuatro años, fue capaz de llevar la marginalidad teórica<br />

a la existencia y hacer de esa marginalidad una experiencia vital<br />

que le otorgó un poder insospechado a su obra. Desde los márgenes se<br />

puede tener acceso a la experiencia absolutamente única de ver a Occidente<br />

en el espejo de su propia alteridad. Respecto al impacto del exilio<br />

en su obra cabe recordar que:<br />

El escritor polaco explora literariamente las condiciones terminales de lo<br />

periférico: el arrabal, la inestabilidad del espacio urbano en las metrópolis<br />

no protagonistas del desarrollo económico, la juventud e inmadurez<br />

de sus culturas y la imposibilidad de rivalizar con el Occidente<br />

europeo y estadounidense. ¿Qué pasa cuando uno pertenece a una cultura<br />

secundaria? ¿Qué pasa cuando uno escribe en una lengua marginal?<br />

Sobre estas cuestiones reflexiona Gombrowicz en su Diario y la cultura<br />

argentina le sirve de laboratorio para experimentar su hipótesis. Borges<br />

y Gombrowicz se acercan, sin embargo, es clara cierta rivalidad, una distancia<br />

artística y sociocultural que guardan entre sí las figuras de Borges<br />

y Gombrowicz. Gombrowicz migrante se sumerge en la cultura popular<br />

de Argentina y ve en el circuito a veces ciego de lo cotidiano un gran<br />

potencial de creatividad cultural e imaginación literaria. 10<br />

El apátrida de Gombrowicz nos muestra en su escritura y nos demuestra<br />

en su ser que el escritor no es nunca nadie, nada. El único detalle<br />

significativo quizá sea que escribe, detalle suficiente para cambiar su<br />

vida entera. La estrategia disponible prescribe que el artista debe replantear<br />

día tras día su estrategia y rechazar toda esencia personal o colectiva.<br />

Cuando se cree ser alguien se corre el riesgo de transformarse en<br />

arquetipo, caricatura, estatua de bronce institucional. 11 De ahí que la literatura<br />

trascienda los límites territoriales fijos. Más ahora que la misma<br />

idea de espacio se redefine: como espacio de texto y como lugar o<br />

contexto de recepción. Hoy la red es el mensaje y el internet forma parte<br />

de nuestras vidas. El mismo rancho grande está conectado a la ranchería<br />

de la red global. Nuevas posibilidades de descentramiento son<br />

inherentes a la existencia misma de Internet. De ahí que la creación y<br />

difusión de la literatura a través de páginas personales o colectivas nos<br />

planteé un escenario inédito que sin lugar a dudas transforma de manera<br />

estructural la idea milenaria que teníamos de la literatura, el libro<br />

y la lectura. La búsqueda de nuevas formas creativas, la apertura de espacios,<br />

la resistencia activa y tantos otros mecanismos de descentrar el<br />

poder y multiplicar los focos de infección literaria son hoy una realidad<br />

virtual, tangible y (hasta cierto punto) democrática.<br />

10 Joaquín Marof, “¡Maten<br />

a Borges!”, en La Jornada<br />

Semanal, 16 de julio de<br />

2006, http://www.jornada.unam.mx/2006/07/16/<br />

sem-marof.html (la cita<br />

ha sido modificada).<br />

11 Juan José Saer, op. cit.,<br />

p. 19.<br />

miscelánea 75

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