Caso Scala.pdf - Virus Editorial
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CASO SCALA. TERRORISMO DE ESTADO Y ALGO MÁS PUNTO DE INFLEXIÓN<br />
I<br />
Efectivamente, el 11 de enero de 1978, Joaquín Gambín Hernández,<br />
«el Grillo», bajo las órdenes del comisario Manuel Gómez Sandoval,<br />
jefe de la Brigada Operativa de Madrid, se desplaza desde Murcia hasta<br />
Barcelona.<br />
La noticia de que «el Viejo Anarquista» —así es como lo conocimos<br />
en un principio en medios libertarios catalanes— llegaba a Barcelona<br />
corre como la pólvora por todos los sindicatos de la CNT.<br />
Los jóvenes radicales nos mostramos deseosos de conocer a tan brillante<br />
personaje. Nadie conoce cuál es su brillante historial anarquista,<br />
pero el hecho de que en febrero de 1977 fuera detenido en Murcia junto<br />
a dos compañeros de la FAI, con una maleta de armas y otra de explosivos,<br />
nos despierta el deseo de saber más sobre él.<br />
Todo el mundo sabe que «el Viejo Anarquista» se va a reunir ese<br />
mismo día con algunos miembros de la CNT en La Rivolta, antigua<br />
pizzeria de la calle Hospital frecuentada por anarquistas de la época.<br />
Pero los jóvenes radicales sufrimos las consecuencias de las decisiones<br />
tomadas por aquellos a quienes consideramos compañeros, pero<br />
que realmente no son más que «dirigentes» y nos quedamos con las<br />
ganas. La reunión la están haciendo en el reservado.<br />
Resulta curioso, después de tantos años de clandestinidad, descubrir<br />
hasta qué punto llega el fervor del conocimiento y el absoluto convencimiento<br />
de que lo que te cuentan es cierto, simplemente porque a<br />
alguien se le ha ocurrido difundir la falsedad.<br />
Ya en 1977, cuando los compañeros de Murcia son trasladados a la<br />
cárcel Modelo de Barcelona para que los jueces puedan —en connivencia<br />
con el Estado— acusar a los 54 anarquistas de pertenencia a «grupo<br />
terrorista internacional», un delincuente habitual, conocedor de la negra<br />
trayectoria de Joaquín Gambín Hernández, envía una carta desde la<br />
cárcel Modelo de Barcelona al conocido militante anarquista Luis Andrés<br />
Edo, secretario de la Federación Local de Barcelona en aquellos<br />
tiempos —al que conoce por su estancia en varias cárceles españolas—,<br />
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informándole de que «el Grillo» es un confidente de la policía y un asiduo<br />
colaborador de los estamentos carcelarios.<br />
Luis Andrés Edo, inmediatamente, envía una carta al Comité Nacional<br />
de la CNT y los miembros de dicho comité le contestan diciéndole<br />
que es un problema de la FAI, no de ellos.<br />
De tal modo que aquella crucial información de 1977 queda impune<br />
y alguien, no se sabe quién, se dedica a difundir la información de que<br />
Joaquín Gambín Hernández merece el apodo de «Viejo Anarquista».<br />
El sábado 14 de enero de 1978, Pepe, un compañero de Nou Barris,<br />
militante del Sindicato de Oficios Varios de Badalona, que había sido<br />
detenido en la reunión de reconstrucción de la FAI en 1977, me llama<br />
a casa y me dice que ha invitado a comer en su casa al «Viejo Anarquista»<br />
y que si queremos conocerlo; nos invita a tomar el café y me pide<br />
que se lo diga también a Arturo, otro compañero de Nou Barris afiliado<br />
como yo al Sindicato del Metal de Barcelona y compañero mío de<br />
trabajo.<br />
Arturo, mi compañera Pilar y yo nos presentamos a la hora del café<br />
en casa de Pepe. Allí están él, su compañera Rosa y «el Viejo Anarquista».<br />
Me pareció un hombre muy alto, metro ochenta aproximadamente,<br />
de unos cuarenta y muchos años de edad. Usaba gafas graduadas con<br />
montura dorada y en un dedo, de no recuerdo qué mano, lucía un<br />
enorme sello de oro, más típico de un quinqui que de un anarquista.<br />
Mientras tomábamos el café, nos explicó que lo buscaba la Policía de<br />
Murcia y que había venido a esconderse a Barcelona, pero que aún no<br />
tenía ningún lugar adónde poder ir.<br />
Siguió su conversación haciendo referencia a la manifestación que<br />
había convocado la CNT para el día siguiente en contra de los Pactos de<br />
la Moncloa.<br />
—¿Vais a ir a la manifestación, verdad? —nos preguntó—.<br />
—No, no vamos a ir —le dijo Pepe—.<br />
De hecho hacía algunos meses que no íbamos a manifestaciones y no<br />
asistíamos a asambleas de los sindicatos, ni siquiera habíamos asistido a<br />
las Jornadas Libertarias del Parque Güell. Habíamos decidido pasar a lo<br />
que entonces entendíamos por acción directa y formar un grupo armado;<br />
habíamos convenido que era necesario pasar a la clandestinidad y<br />
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