Caso Scala.pdf - Virus Editorial
Caso Scala.pdf - Virus Editorial
Caso Scala.pdf - Virus Editorial
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
CASO SCALA. TERRORISMO DE ESTADO Y ALGO MÁS<br />
permanece en la cárcel de mujeres de Yeserías (Madrid).<br />
En septiembre de ese mismo año, me trasladan a la Prisión Provincial<br />
de Alcalá de Henares, junto con un compañero de Grupos Autónomos<br />
de Barcelona.<br />
Quince días después, recibo la primera y última visita del Comité<br />
Nacional de la CNT, en pleno.<br />
Me comunican que la CNT está dispuesta a seguir corriendo con los<br />
gastos de nuestra defensa y que la estategia de mi nuevo abogado defensor,<br />
Solé Barberà, es la de mostrarme como un niño bueno engañado<br />
por los demás y que pretende cargar con todas las culpas a mis compañeros<br />
para conseguir mi libertad provisional.<br />
—Tranquilos —les dije—, es la primera noticia que tengo. Hoy<br />
mismo le escribo una carta a él y otra a mis padres renunciando a su defensa,<br />
pero con una condición...<br />
—¿Cuál?<br />
—Yo decido quién me defiende, no la CNT. Recordad, abandoné la<br />
organización en mayo y no pienso reingresar, no soy sindicalista, soy<br />
anarquista.<br />
—De acuerdo, ya nos dirás a quién eliges como abogado.<br />
Ese mismo día envié la carta a mis padres y a Solé Barberà renunciando<br />
a su defensa.<br />
Al día siguiente envié, una carta al abogado de Barcelona Marc Palmés<br />
i Giró, preguntándole si estaba dispuesto a hacerse cargo de mi defensa<br />
y comunicándole que los gastos corrían a cargo de la CNT.<br />
Diez días más tarde, Marc Palmés se hacía cargo de mi defensa.<br />
A mediados de 1978, se produce un Pleno Nacional de la CNT para<br />
decidir si se debe apoyar a los presos del <strong>Caso</strong> <strong>Scala</strong> y al resto de los<br />
anarquistas encarcelados (cerca de 40). La mayoría de los sindicatos,<br />
todos ellos «posibilistas» —en el pleno del año siguiente se escindirían<br />
de la CNT, creando la CGT—, decidieron que no había que apoyar a<br />
los presos, porque primero había que reorganizar la estructura anarcosindicalista<br />
En febrero de 1979, me trasladan al Penal de Segovia, donde se hallaban<br />
encarcelados mis compañeros de causa y otros compañeros anarquistas<br />
de Madrid.<br />
52<br />
53<br />
PUNTO DE INFLEXIÓN<br />
A mediados de ese mismo año, decidimos fugarnos todos los anarquistas<br />
encarcelados en la primera galería del Penal de Segovia. Cerca de<br />
tres meses trabajando en el túnel que debía conducirnos a la libertad se<br />
vieron extrañamente desbaratados. ¿Había un chivato entre nosotros?<br />
Todos los factores apuntan a que sí, pero nunca supimos de quién se<br />
trataba, aunque nunca faltaron conjeturas para la imaginación.<br />
Varias luchas marcan ese periodo penitenciario de los anarquistas: el<br />
secuestro durante veinticuatro horas de dos carceleros; el plante porque<br />
en el penal habían encerrado a menores de dieciséis años; el intento de<br />
fuga por el túnel; un intento de fuga por los tejados...<br />
En septiembre de ese mismo año 1979, se produce el primer secuestro<br />
de presos anarquistas, cinco menores de 21 años y cuatro mayores de<br />
21 años.<br />
Los menores de 21 años somos trasladados al «celular» del Penal de<br />
Ocaña, donde somos salvajemente torturados por carceleros y policías<br />
especiales de la Guardia Civil.<br />
Los mayores de 21 años tienen mejor suerte, son trasladados al Penal<br />
de Burgos sin recibir malos tratos físicos.<br />
Setenta y cinco días de celdas de aislamiento en los celulares de<br />
Ocaña y Burgos y, de vuelta al penal de Segovia, setenta y cinco días<br />
más de aislamiento, ciento cincuenta días de aislamiento que acabaron<br />
tras una huelga de hambre de veintitrés días, protagonizada por los<br />
treinta anarquistas presos en el Penal.<br />
Una huelga de hambre que por cierto no tuvo resonancia alguna en<br />
los medios de comunicación ni en ninguno de los periódicos que por<br />
aquel entonces editaba la CNT. Pero, al fin y al cabo, una huelga de<br />
hambre tras la que conseguimos todas nuestras reivindicaciones.<br />
Así estaban las cosas por aquel entonces, estábamos absolutamente<br />
solos y presos.<br />
La CNT como organización había decidido pasar de nosotros. Sólo<br />
nos quedaba el apoyo individual de muchos compañeros y compañeras<br />
anarquistas.<br />
En mayo de 1979, mi madre, miembro activo y fundador del «Comité<br />
de Apoyo de Nou Barris a los presos del <strong>Caso</strong> <strong>Scala</strong>», militante aún<br />
del PSUC, solicita a la sección de barrio de su partido un equipo de