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Untitled - Concursos de Cuentos

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PREMIOS REGIONALES<br />

H I S T O R I A S C A M P E S I N A S<br />

SEGUNDO LUGAR<br />

REGIÓN DEL BÍO BÍO<br />

Juan Luis Molina Zapata<br />

59 Años<br />

Trabajador<br />

San Carlos<br />

VIAJE A LA CORDILLERA<br />

Nuestra vida en el campo, quiero remontarlos a 50 o más años, era un poco rutinaria, pero no nos<br />

aburríamos. Nos quedaba poco tiempo para ello, entre el viaje diario a la escuela, caminábamos varias<br />

leguas para llegar y los trabajos que nos imponían nuestros padres, no sentíamos cómo se nos pasaba el<br />

día. Recuerdo que los fines <strong>de</strong> semana nos reuníamos con los vecinos <strong>de</strong> nuestra edad y realizábamos<br />

activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acuerdo a la época <strong>de</strong>l año. En invierno, nos íbamos a las vegas <strong>de</strong> don Clemente a<br />

sacar camarones, las máquinas que se usan actualmente no se conocían; lo único que llevábamos era<br />

un tarro para recolectar la saca', tarro que muchas veces no nos jugaba limpio, ya que los camarones<br />

trepaban y se volvían a su cueva, había que estar con los ojos muy atentos para no per<strong>de</strong>r. Mención<br />

aparte merece el estado en que quedaban nuestras manos, amén <strong>de</strong> la greda que se pegaba en nuestras<br />

uñas, las que generalmente no eran cortas y sabíamos que el día lunes iban a ser revisadas por nuestra<br />

profesora, nuestros nudillos quedaban rotos y ensangrentados por el roce que se les imprimía para<br />

succionar en agua <strong>de</strong> la cueva y, mientras más rápido lo hacíamos, era mejor.<br />

En septiembre, cuando se abrían las bocatomas <strong>de</strong>l río y llegaban las aguas a los canales <strong>de</strong> regadío,<br />

era nuestra época <strong>de</strong> pesca. Nos preparábamos con mucha anticipación con nuestro equipo, que<br />

consistía en cortar con tiempo una varilla <strong>de</strong> mimbre para que estuviera seca y no se huinchara tanto,<br />

lo máximo era tener una picana <strong>de</strong> coligüe, pero éstas eran escasas y caras, las pocas que conocíamos<br />

eran utilizadas para picanear los bueyes; un pedazo <strong>de</strong> lienza, que encargábamos a nuestros padres,<br />

cuando viajaban a comprar las faltas al pueblo junto con un anzuelo. Estos artículos no eran tan<br />

elementales, cuando no estaban a nuestro alcance, utilizábamos un pedazo <strong>de</strong> hilo y ayudados por<br />

un alicate y un pedazo <strong>de</strong> alambre fabricábamos el anzuelo. También, nos preocupábamos <strong>de</strong> la<br />

“carná“. Des<strong>de</strong> el invierno, empezábamos a mover con una pala un pedazo <strong>de</strong> tierra para que se<br />

criaran más gran<strong>de</strong>s y gorditas las lombrices que utilizaríamos como cebo.<br />

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