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Untitled - Concursos de Cuentos

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la estancia <strong>de</strong> Alto Río Cisnes y unos atados <strong>de</strong> tela, hasta una diminuta pieza con un catre helado<br />

como la brisa que principiaba a rastrear el valle.<br />

Cuando se quedó solo en la habitación, el forastero miró por la ventana que daba a la huella. Aunque<br />

la oscuridad empañaba los vidrios, alcanzó a diferenciar el resplandor alejado <strong>de</strong> las quemas<br />

en el campo.<br />

Respiró profundo, sacó <strong>de</strong> las valijas un papel y lápiz. Despejó la mesita <strong>de</strong> unos documentos amarillos<br />

por el paso <strong>de</strong>l tiempo y se puso a escribir concentradamente en su diario <strong>de</strong> vida.<br />

Cuando finalizó, se preguntó cuánto faltaría aún para llegar a Chacabuco y tomar el barco <strong>de</strong> regreso<br />

para su querido Santiago. Con la cabeza inclinada, revisó con esmero lo escrito, no encontrando<br />

ninguna falta <strong>de</strong> ortografía, siempre se había logrado distinguir por el cuidado enfermizo que ponía<br />

en todo lo que realizaba.<br />

Al <strong>de</strong>spertar la aurora, Roberto roncaba plácidamente. Con facilidad llegó al mediodía, sus otros<br />

dos acompañantes no se atrevieron a <strong>de</strong>spertarlo, cuando el sol le dio con todo su ímpetu sobre los<br />

ojos los abrió apresuradamente. Miró su reloj y con asombro <strong>de</strong>scubrió que eran las doce y media, se<br />

levantó con prisa, pensando que sus compañeros lo habían <strong>de</strong>jado solo a medio camino. Al abrir<br />

la puerta, <strong>de</strong>scubrió que aún lo esperaban. Almuerce antes <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r el viaje le dijo el dueño<br />

<strong>de</strong> casa, pero Roberto consciente <strong>de</strong> que ya había hecho esperar <strong>de</strong>masiado a sus compañeros,<br />

salió presuroso hacia el patio. No sin dificultad, ensilló su caballo, pero cuando quiso montarlo su<br />

cuerpo no le respondió. “Descansemos le dijo el arriero el día ya lo tenemos perdido, continuemos<br />

mañana temprano”.<br />

Un día completo, Roberto estuvo tirado en la cama cual enfermo inmóvil, al día siguiente antes<br />

que amaneciera estaba sobre los lomos <strong>de</strong> su pingo.<br />

–Hoy <strong>de</strong>bemos llegar hasta la casa <strong>de</strong> quila, –dijo el carabinero. “Cabalgaremos todo el día”, dijo<br />

el arriero, con un suave movimiento <strong>de</strong> cabeza. Roberto ratificó la invitación.<br />

El camino que va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Cisne Medio a Mañihuales cambia abruptamente su topografía. Atrás<br />

queda el campo <strong>de</strong> Don Tito y la selva se iba tupiendo <strong>de</strong> helechos y quilas gigantes que a cada rato<br />

amenazaban engullir el anquilosado sen<strong>de</strong>ro, atravesaron el Cisnes y se encauzaron por la huella<br />

que años <strong>de</strong>spués sería por don<strong>de</strong> pasaría la Carretera Austral.<br />

Al mediodía, comenzaron a subir una empinada cuesta y el golpe esmeralda <strong>de</strong>l río Cisnes vino<br />

03

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