julio - LiahonaSud
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nuestro Salvador y Redentor. Por lo<br />
tanto, no demoren más (véase Alma<br />
13:27; 34:33-35).<br />
Tengan fe en Cristo, confíen en<br />
El, vengan a El, síganle (véase 3<br />
Nefi 27: 13-16; Moroni 10:32-33).<br />
Háganse una lista mental de lo que<br />
saben que no deben estar haciendo.<br />
Hoy mismo dejen de hacer al menos<br />
una de esas cosas y reemplácenla<br />
con lo que deben hacer. Pídanle a<br />
nuestro Padre Celestial perdón y<br />
fortaleza para llegar al final de este<br />
viaje. Si vencen un obstáculo y<br />
pasan a otro, les prometo que, paso<br />
a paso, el camino se irá desplegando<br />
ante ustedes hasta que, como cansados<br />
viajeros, vuelvan al lugar donde<br />
deben estar.<br />
Thomas (ése no es su verdadero<br />
nombre) era uno que había extraviado<br />
el camino. Nos conocimos en<br />
una charla fogonera especial a la<br />
que asistieron miembros que normalmente<br />
no vemos el domingo.<br />
Tenía entonces 35 años de edad y<br />
no había sido activo en la Iglesia<br />
desde hacía unos 20 años. El día<br />
anterior, el padre de Thomas lo<br />
había invitado a la charla. Thomas<br />
le dijo que lo pensaría. A continuación<br />
citaré parte de una carta que<br />
escribió su padre:<br />
"Treinta minutos antes de la<br />
charla fogonera, [Thomas] me telefoneó<br />
para pedirme que lo fuera a<br />
buscar. No puedo explicar la esperanza<br />
que sentía al entrar en la sala<br />
[para reunimos] con usted y las<br />
otras aproximadamente 40 personas.<br />
Hubo allí un sentimiento y un espíritu<br />
especiales que conmovieron el<br />
corazón de [Tom], y tanto, que se<br />
fue a casa resuelto a leer de nuevo<br />
los pasajes del Libro de Mormón<br />
que usted había mencionado.<br />
"Eso lo llevó a leer todo el libro y<br />
a comenzar a pagar el diezmo.<br />
Comenzó a ver su vida con otros<br />
ojos... Dejó de consumir drogas y<br />
cafeína. Continuó leyendo, no sólo<br />
el Libro de Mormón, sino también<br />
Doctrina y Convenios. Empezó a<br />
asistir a la reunión sacramental y...<br />
literalmente principió a ser una persona<br />
diferente. De hecho, le preguntábamos<br />
en broma: '¿Qué has hecho<br />
de nuestro hijo?'.<br />
"La gran bendición para nosotros<br />
tuvo lugar cuando el obispo lo<br />
entrevistó... para recibir el<br />
Sacerdocio de Melquisedec. Esto ha<br />
sido verdaderamente la respuesta a<br />
las oraciones que hemos ofrecido<br />
por él durante casi 20 años" (carta<br />
personal del l s de agosto de 1997).<br />
Ese relato nos trae a la memoria<br />
las palabras de otro padre: "porque<br />
este mi hijo muerto era, y ha revivido;<br />
se había perdido, y es hallado"<br />
(Lucas 15:24).<br />
El presidente Brigham Young<br />
dijo: "Todos los espíritus eran puros<br />
y santos cuando vinieron aquí desde<br />
el mundo celestial... El es el Padre<br />
de nuestros espíritus; y si conociéramos,<br />
comprendiéramos e hiciéramos<br />
Su voluntad, toda alma estaría preparada<br />
para volver a Su presencia. Y<br />
cuando llegaran allí, verían que<br />
antes habían vivido allí desde hacía<br />
siglos, que ya conocían todos los rincones,<br />
los palacios, los senderos y los<br />
jardines; y abrazarían a Su Padre, y<br />
Él los abrazaría a ellos y les diría:<br />
'Hijo mío, hija mía, otra vez estás<br />
conmigo'; y el hijo o hija le diría:<br />
'Padre mío, Padre mío, de nuevo<br />
estoy contigo'" (en Journal of<br />
Discourses, 4:268).<br />
Con todo el poder de que soy<br />
bibliotecasud.blogspot.com<br />
capaz, doy testimonio de la veracidad<br />
de estas cosas. ¡Salgan de entre<br />
las sombras! Entren de lleno a la luz<br />
del Evangelio. Disfruten de los dulces<br />
frutos del arrepentimiento, de la<br />
paz de conciencia y del consuelo del<br />
Espíritu Santo. Hagan que este viaje<br />
los lleve de nuevo al hogar donde<br />
deben estar. Haciendo eco a palabras<br />
conocidas, les dejo este testimonio:<br />
"Oh mi Padre, tú que moras<br />
en el celestial hogar,<br />
¿cuándo volveré a verte<br />
y tu santa faz mirar?"<br />
Entonces yo, con amor y adoración,<br />
ante mi Salvador me inclinaré,<br />
gracias les daré por Su gran<br />
Expiación<br />
y con muchas lágrimas sus pies<br />
mojaré.<br />
Y con el corazón de gratitud lleno<br />
al ver que con amor nos abrazas,<br />
mis hermanos y yo decir te oiremos<br />
"¡Hijo mío, hija mía, bienvenidos a<br />
casal"<br />
(Adaptado de "Oh, mi Padre",<br />
Himnos, n 2 187)<br />
En el nombre de Jesucristo.<br />
Amén. D