julio - LiahonaSud
julio - LiahonaSud
julio - LiahonaSud
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Durante los primeros años de mi<br />
servicio como Autoridad General,<br />
tuve el privilegio de estar junto con<br />
el eider Marión D. Hanks en una<br />
ocasión en la que él relató la<br />
siguiente historia, la cual mencionaré<br />
con permiso de él:<br />
Osear Kirkham fue uno de los<br />
grandes hombres de la Iglesia y se<br />
contó entre sus Scouts más respetados.<br />
Fue miembro del Primer<br />
Consejo de los Setenta y su presencia<br />
era importante dondequiera que<br />
fuese. En las reuniones solía pedir el<br />
privilegio de contar algo personal y<br />
cuando se lo concedían decía algo<br />
bueno de alguna persona. Al acercarse<br />
el final de su vida, habló brevemente<br />
en la Universidad Brigham<br />
Young sobre el tema "digamos algo<br />
bueno de los demás". Por la mañana<br />
del día en el que el eider Kirkham<br />
falleció, invitaron al eider Hanks a<br />
la casa de la familia Kirkham. Allí le<br />
pasaron una libreta pequeña en la<br />
que el eider Kirkham había llevado<br />
sus notas. Las últimas dos entradas<br />
decían:<br />
"Diga algo bueno de los demás" y<br />
"Su nombre está a salvo en nuestra<br />
casa" (de Marión D. Hanks, prólogo<br />
de Say the Good Word, por Osear A.<br />
Kirkham, 1958, pág. 4).<br />
Qué bendición sería si todos<br />
pudiésemos seguir ese consejo y si el<br />
nombre de cada uno de nosotros<br />
estuviera de verdad a salvo en casa<br />
de los demás. ¿Han observado lo<br />
fácil que es traspasar la línea y<br />
encontrarles defectos a otras personas?<br />
Y cuan a menudo buscamos<br />
que se nos perdone el mismísimo<br />
comportamiento que condenamos<br />
en los demás. Lo de "clemencia para<br />
mí y justicia para todos los demás"<br />
se ha convertido en un hábito pernicioso.<br />
Cuando hablamos del nombre<br />
y de la reputación de otra persona<br />
hablamos de algo sagrado a la vista<br />
del Señor.<br />
Hay entre nosotros quienes retrocederían<br />
con horror ante el solo<br />
pensamiento de robar el dinero o lo<br />
que pertenezca a otra persona, pero<br />
que no se detendrían a pensar antes<br />
de quitar o difamar el buen nombre<br />
o la reputación de otra persona.<br />
El antiguo adagio que dice<br />
"nunca juzgues a otra persona sin<br />
haber recorrido antes un kilómetro<br />
tras sus pasos" es un consejo tan<br />
valioso hoy día como lo fue cuando<br />
se originó. Alguien ha dicho:<br />
Hay tanto de bueno en el peor de<br />
nosotros<br />
y tanto de malo en el mejor de<br />
nosotros<br />
que no nos corresponde ni a unos<br />
ni a otros<br />
encontrar defectos en el resto de<br />
los otros.<br />
(De Hazel Felleman, selec, The<br />
Best Loved Poems of the American<br />
People, 1936, pág. 615, traducción<br />
libre).<br />
El principio no es nuevo ni tampoco<br />
es exclusivo de nuestra época.<br />
El libro de los Salmos del Antiguo<br />
Testamento contiene esta imperiosa<br />
advertencia del Señor: "Al que solapadamente<br />
infama a su prójimo, yo<br />
lo destruiré..." (Salmos 101:5).<br />
Santiago, siervo del Señor en el<br />
meridiano de los tiempos, hizo eco a<br />
esta verdad eterna cuando dijo:<br />
"...no murmuréis los unos de los<br />
otros. El que murmura del hermano<br />
y juzga a su hermano, murmura de<br />
la ley y juzga a la ley... tú, ¿quién<br />
eres para que juzgues a otro?"<br />
(Santiago 4:11, 12).<br />
Y en estos últimos días el Señor<br />
ha renovado Su mandamiento por<br />
largo tiempo enseñado en una revelación<br />
que dio por medio del profeta<br />
Brigham Young: "...cesad de hablar<br />
mal el uno contra el otro" (D. y C.<br />
136:23).<br />
Es muy significativo para mí que<br />
este sencillo mandamiento se<br />
encuentre a tan sólo unos pocos<br />
versículos del de las palabras del<br />
Señor sobre el castigo por la desobediencia:<br />
"Sed diligentes en guardar<br />
todos mis mandamientos, no sea<br />
que os sobrevengan juicios, y<br />
os falte vuestra fe, y triunfen<br />
sobre vosotros vuestros enemigos"<br />
(D. y C. 136:42).<br />
A los que duden de la importancia<br />
del mandamiento quisiera plantearles<br />
dos preguntas sencillas:<br />
(1) ¿Pueden afirmar que aman a sus<br />
semejantes si a sus espaldas procuran<br />
bibliotecasud.blogspot.com<br />
disminuir su nombre y su reputación?<br />
(2) ¿Pueden afirmar que aman<br />
a su Dios si ni siquiera pueden amar<br />
a su prójimo?<br />
Cualquier débil tentativa por justificar<br />
tal conducta no hace más que<br />
traer forzosamente a la memoria las<br />
fulminantes palabras del Salvador<br />
que se encuentran en el libro de<br />
Mateo:<br />
"¡Generación de víboras! ¿Cómo<br />
podéis hablar lo bueno, siendo<br />
malos?...<br />
"Mas yo os digo que de toda palabra<br />
ociosa que hablen los hombres,<br />
de ella darán cuenta en el día del<br />
juicio.<br />
"Porque por tus palabras serás<br />
justificado, y por tus palabras serás<br />
condenado" (Mateo 12:34, 36, 37).