MANUAL DE SUGERENCIAS PARA LA NOCHE DE HOGAR

El recién nacido será un miembro
inscrito en los registros de la Iglesia
Muestre a los miembros de la familia
una copia del certificado de bendición
que tenga disponible. Estudie el certificado
y deje que los niños den la información
que se solicita. Escriba la
información en una hoja por separado
a fin de que se pueda utilizar este mismo
certificado en lecciones futuras.
Si lo desea, y si tienen sus propios certificados,
puede pedir a todos los presentes
que los muestren.
Mencione que el certificado de bendición
es un registro oficial de la Iglesia,
por lo que se deberá llenar completamente
y el secretario del barrio y el
obispo deberán firmarlo. El secretario,
al completar el certificado de bendición,
también preparará una cédula de
miembro con el nombre del bebé. En
ésta se incluirá la fecha de nacimiento,
la de la bendición, el nombre de la
persona que lo bendijo, los nombres
de los padres y otra información que
sea necesaria. El bebé entonces se incluirá
en los registros oficiales de la
Iglesia.
Ahora que los miembros de la familia
han analizado las razones por las cuáles
se bendice y se le da un nombre al recién
nacido, pídales que se preparen
para este acontecimiento usando como
base los siguientes planes.
• ¿A qué parientes van a invitar que
asistan a la bendición?
• ¿Quiénes estarán en el círculo?
• ¿Quiénes se encargarán de invitar a
los maestros orientadores para que
ellos también estén en el círculo?
• ¿Qué ropa va a usar el pequeño?
• ¿Quién bendecirá al bebé?
Finalice pidiendo a cada miembro de
la familia que mencione lo que cada
uno de ellos siente por el bebé y lo
que significa para ellos el nombre que
el pequeño llevará.
ADAPTACIONES PARA
PRESENTAR LA LECCIÓN A
LOS NIÑOS PEQUEÑOS
Estudie la información en el manual y
use lo que usted piense que tendrá mayor
significado para su familia.
Cuente una experiencia de lo que pasó
cuando cada uno de los niños fue bendecido
y recibió su nombre. Si lo de-
VEINTIOCHO
sea, mantenga en secreto el nombre
del niño de quien están hablando y
permita que los participantes adivinen
quién es. Si tiene una foto de cada niño
cuando estaba pequeño, muéstrela
después que haya contado la experiencia.
A los niños les gusta mucho escuchar
lo que hacían cuando eran pequeñitos.
También puede narrar la siguiente historia:
Un nombre y una bendición
Por fin, Raquel y Margarita tenían un
hermanito. Tenía carita redonda y
sonrosada, dos grandes ojos, manitas
perfectas y piecitos que no se quedaban
quietos. Todo lo tenía, menos un
nombre. ¿Cómo se llamaría el bebé?
—Hablaremos del nombre del pequeño
durante la noche de hogar —dijo el
padre.
Y así lo hicieron. El padre mostró a las
pequeñas una lámina de un bebé que
estaba recibiendo su bendición y su
nombre durante una reunión de testimonios,
y les explicó la forma en que
el padre lo estaba haciendo.
El padre dijo:
—El próximo domingo será muy especial
para nosotros, pues es el día que
nuestro bebé será bendecido y se le dará
un nombre. Ahora tendremos que
decidir cómo le vamos a poner.
Raquel mencionó todos los nombres
que le gustaban y también Margarita.
Los padres también sugirieron otros
nombres que a ellos les gustaban. La
madre dijo:
—Hace cinco años elegimos un nombre
para nuestro bebé, sólo que ese varón
que esperábamos fue una niña.
—Así fue —dijo el padre—. Si una de
ustedes hubiera sido niño, le habríamos
llamado Miguel.
—Miguel —repitieron las niñas.
—A mi aún me gusta mucho ese nombre;
me parece que es un buen nombre
—dijo la madre.
—Sí —replicó el padre—. Miguel es
un buen nombre.
La madre añadió:
—Es muy lindo que el primer varón
lleve el nombre de su padre, ¿verdad?
—¿Miguel Ángel? —preguntó el padre.
Raquel y Margarita estuvieron de
acuerdo.
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—Sí, lo llamaremos Miguel Ángel.
—Muy bien. Se llamará Miguel Ángel
—contestó el padre.
Cuando llegó el domingo, Raquel y
Margarita ayudaron a su madre con todos
los preparativos para que el pequeño
estuviera listo. Raquel trajo los pañales
y un trajecito en color azul
mientras que la madre lo bañaba. Margarita
le ayudó con las mediecitas.
Cuando ya estaban todos listos para
salir, el padre dijo:
—Antes de salir, ofreceremos una oración
familiar.
Todos se arrodillaron alrededor de la
cuna del bebé, y el padre pidió al Padre
Celestial que bendijera al niño y le
pidió bendiciones especiales para la familia
para que todo saliera bien en este
día tan importante.
Cuando llegaron al centro de reuniones,
ya los abuelos, tíos y tías, y varios
de los primos estaban allí. Habían venido
para presenciar este importante
acontecimiento.
En la reunión Raquel y Margarita se
sentaron reverentemente, tanto durante
los himnos como la oración. Escucharon
cuando el obispo mencionó
que era tiempo de bendecir al bebé.
Abrieron muy bien sus ojos cuando el
padre tomó al bebé de los brazos de la
madre y caminó hacia el frente. Los
dos abuelos y dos de los tíos, además
de los maestros orientadores, estuvieron
en el círculo. El obispo también se
unió a ellos.
Raquel y Margarita inclinaron la cabeza
y cerraron los ojos mientras el padre
daba la bendición. Todos inclinaron la
cabeza y cerraron los ojos.
Las niñas escucharon cuando el padre
agradeció a nuestro Padre Celestial por
el bebé y dijo que el pequeño se llamaría
Miguel Ángel. Bendijo a Miguel
Ángel y cuando terminó con la bendición
todos dijeron "Amén".
El padre sostuvo al pequeño en alto
para que todos lo vieran. Las niñas se
sentían tan orgullosas que casi no podían
quedarse quietas. Cuando el padre
colocó otra vez al pequeño en los
brazos de su madre, las dos niñas lo
acariciaron y en susurros pronunciaron
su nombre: Miguel Ángel.
Ahora el niño tenía un nombre, y sabían
que nuestro Padre Celestial lo
bendeciría.