MANUAL DE SUGERENCIAS PARA LA NOCHE DE HOGAR

Lectura de las
Escrituras con los
niños
Debido a que las Escrituras
a veces son difíciles de
entender, a menudo evitamos
leérselas a los niños, especialmente
a los más pequeños. Sin
embargo, los niños necesitan y se
les puede ayudar a comprender y
amar la palabra de Dios. Muchas
de las historias bíblicas están llenas
de interés y tienen todos los
componentes que a los niños les
gusta leer en los cuentos. Sin embargo,
es imposible sentarse y solamente
leer largos pasajes y esperar
que ellos comprendan la
lectura. Se pueden beneficiar de la
simple lectura de palabras, y esto
se debe considerar cuando se enseña
a los niños sobre las Escrituras;
pero también es necesario adaptarías
a un nivel que los niños puedan
comprender.
Todos nos beneficiamos de la lectura
y estudio de las Escrituras.
Las preguntas y el análisis que se
hagan de ellas beneficiarán tanto
a los niños más pequeños como a
los mayores, para que obtengan un
entendimiento mejor de las Escrituras.
A continuación se presentan diferentes
maneras para ayudar a los
niños a entender las Escrituras.
1. Cuente a los niños historias de
las Escrituras con palabras sencillas.
Utilice los nombres de
las personas y de los lugares de
la historia. Estos se pueden escribir
en pedazos pequeños de
papel, carteles o preparárselos
para el franelógrafo. Haga que
los niños repitan los nombres
para que puedan recordarlos,
déjelos que coloquen el nombre
en el franelógrafo. Explíqueles
el significado de la historia. Por
ejemplo: Noé trató de enseñar
al pueblo acerca de nuestro Pa-
dre Celestial y la forma correcta
de vivir, pero ellos no lo escucharon.
Eran malos y no hicieron
lo que nuestro Padre Celestial
deseaba, por lo tanto,
envió el diluvio y todos los inicuos
murieron. Después de narrar
la historia, léala directamente
de las Escrituras. Quizá
será necesario detenerse y explicar
el significado de ciertas palabras
a fin de que los niños
puedan recordar la versión más
sencilla que les contó anteriormente.
Si es necesario, no lea
ciertos pasajes que no son muy
significativos en el desarrollo de
la historia, lea sólo las partes
que cuenten la historia. A los
niños les encanta escuchar, y es
bueno para ellos que se vayan
familiarizando con el lenguaje
de las Escrituras.
2. Lo ideal es que cada niño tenga
sus propios libros canónicos.
Si es posible, compre un
juego de Escrituras para cada
uno de sus hijos, no importa
que todavía no sepan leer. Les
gustará mucho tener sus propios
libros. A medida que vayan
aprendiendo a leer, ayúdelos
con anticipación para que preparen
los pasajes que tendrán
que leer en la noche de hogar.
A los hijos mayores y a los adolescentes
les gusta ayudar en la
explicación de ciertas palabras
u otros antecedentes relacionados
con las Escrituras. Esté preparado
para ayudar con estas
asignaciones. Ofrezca sugerencias
y otras fuentes de información.
3. Como familia, estudien las ediciones
más nuevas de los libros
canónicos y aprendan a utilizar
las referencias que allí se dan.
Familiarícese con los nombres y
el orden de los libros. Asegúrese
de que en su casa tengan un
diccionario para leer las definiciones
de las palabras poco conocidas.
4. Utilice otras publicaciones relacionadas
con las Escrituras:
Relatos del Libro de Mormón
para niños (PBIC0325SP), ,
Relatos del Antiguo Testamento
(PBIC0336SP), Relatos del
Nuevo Testamento
(PBIC0347SP). Estas publicaciones
ayudarán a sus hijos a
aprender las historias de las Escrituras.
Asegúrese, sin embargo,
de que los niños escuchen
las historias tal como se encuentran
en los libros canónicos.
5. Fije una hora exacta, además
de la noche de hogar, en la
cual todos puedan reunirse para
estudiar las Escrituras. Quizá
esto se pueda llevar a cabo el
día domingo o antes de que los
niños se vayan a la cama. Hagan
de esta hora una muy importante
que los niños anhelen
tener.