MANUAL DE SUGERENCIAS PARA LA NOCHE DE HOGAR

Manera de tratar los
problemas
confidencialmente
Cuando usted pasa un tiempo
especial en privado con
cada uno de sus hijos y con
su cónyuge, puede evitar algunos
problemas en forma muy eficaz y
ayudar a resolver los que se han
presentado. Cuando se tiene una
comunicación regular y personal,
ustedes comparten no sólo sus
pensamientos y sentimientos sino
también sus cargas. Por lo tanto,
cuando se presenta la ocasión y es
necesario corregir a uno de los niños,
o hablar de algún mal entendimiento,
será una cosa muy natural
hacerlo en forma personal.
A medida que lea los siguientes
ejemplos, piense en la necesidad
de su cónyuge o hijos de hablar
con usted en privado.
Papá y Benjamín
Benjamín se estaba apresurando
para terminar con sus tareas en la
casa. Una vez terminado con todo
lo que tenía que hacer, podría salir
a jugar fútbol con su amigo
Carlos, que estaba esperándolo en
la cocina. Los padres de Benjamín
se estaban preparando para salir.
El papá vio que el trabajo estaba
sin terminar y dijo:
—¿Todavía no terminas? Al paso
que vas tendrás que quedarte aquí
toda la noche. ¡Apúrate o Carlos
se irá sin ti!
Benjamín se sintió muy avergonzado
de que su papá lo regañara en
presencia de Carlos. Benjamín terminó
su trabajo y se fue a jugar.
Sin embargo, después de que regresó
a casa, aún sentía resentimiento
con el padre. Era después
de la medianoche y Benjamín no
podía dormir, molesto por su resentimiento.
Se levantó y fue a la
cocina; pensó que quizá comiendo
algo se le pasaría. Benjamín se
sorprendió mucho cuando encon-
tró a su papá sentado en la mesa
de la cocina y en la obscuridad.
El padre le pidió que se sentara y
le dijo:
—Siento mucho lo que te dije esta
noche. Sé que estabas tratando
de hacer tu trabajo, y no debería
haberte dicho nada. Me di cuenta
de que te sentiste avergonzado de
que te regañara enfrente de Carlos.
¿Me perdonas?
Los sentimientos negativos que
Benjamín tenía para su padre desaparecieron
y hasta se sintió un
poco tonto por haberlos tenido
por tan largo tiempo y dijo:
—Está bien, papá. Dime, ¿te divertiste?
Tanto el padre como el hijo gozaron
comiendo unos bocadillos y
hablando juntos. Después se fueron
a la cama sintiéndose mucho
mejor el uno con el otro.
El élder F. Enzio Busche relató la
siguiente experiencia en un discurso
que pronunció en una conferencia
general:
"En una ocasión en que las circunstancias
hicieron necesario que
yo me encontrara en mi hogar a
una hora fuera de lo normal, pude
oír a mi hijo de once años, que en
ese momento llegaba de la escuela,
dirigiéndose a su hermana menor
con palabras poco halagadoras.
Estas palabras me ofendieron,
y nunca pensé que las oiría de un
hijo mío. En mi enojo, mi reacción
natural fue levantarme de la
silla y darle unos azotes. Parar poder
ir a donde él estaba, tenía que
cruzar el cuarto y abrir la puerta.
Recuerdo que en esos segundos
que me llevó atravesar la corta
distancia, oré fervorosamente a mi
Padre Celestial para que me ayudara
a resolver aquella situación
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en una forma adecuada. En ese
momento una gran calma me sobrevino
y dejé de sentirme enojado.
"Mi hijo, sorprendido al verme en
casa, se mostró atemorizado cuando
me le acerqué. Sorprendiéndome
yo mismo, me oí decirle:
'¡Bienvenido a casa, hijo!', y lo
abracé. Lo invité a sentarse junto
a mí en la sala para que pudiéra,mos
tener una pequeña conversación.
"Le expresé mi amor y hablamos
de las batallas que cada uno de
nosotros debe enfrentar a diario.
Cuando yo le estaba manifestando
la confianza que le tenía, él comenzó
a llorar, me confesó sus debilidades
y se sintió sumamente
culpable. Me correspondió a mí
entonces poner sus sentimientos
de culpabilidad en un plano adecuado
y ofrecerle mi apoyo y consuelo.
"Un hermoso espíritu se apoderó
de nosotros, y terminamos llorando,
abrazados como sólo un padre
y un hijo se pueden abrazar. Lo
que pudo haber sido una desagradable
confrontación entre padre e
hijo se convirtió, por medio del
poder de ese amor al cual me he
estado refiriendo, en una de las
más hermosas experiencias que hemos
tenido". (F. Enzio Busche,
"Los lazos familiares se fortalecen
con amor", Liahona, julio de
1982, pág. 139-40.)
• ¿Qué hubiera pasado si el élder
Busche no hubiera tratado a su
hijo con amor?
• ¿En qué manera el hablar a solas
influyó en lo que pasó entre
padre e hijo?
Algunas veces, aunque sinceramente
su deseo sea hablar con el
espíritu de amor con alguno de sus