Pierre Buis - El Levitico (Cuadernos Biblicos).pdf - Comunidad de ...
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uno <strong>de</strong>l otro. En primer lugar, la acogida <strong>de</strong> un acontecimiento<br />
imprevisible, un don que viene <strong>de</strong> arriba, lo<br />
que induce a cierta pasividad por parte <strong>de</strong> quien se<br />
pone a la escucha <strong>de</strong> Dios en su Palabra. Por otra<br />
parte, una actividad muy personal en la que el acontecimiento<br />
que sobreviene compromete la libertad.<br />
Por eso es un camino que afecta a la persona entera,<br />
no solamente a su inteligencia, sino también a su memoria,<br />
su afectividad y su libertad. Provoca en cada<br />
uno que consienta que la Palabra lo transforme:<br />
«Convertíos y creed en el Evangelio», dice Marcos<br />
para inaugurar el relato <strong>de</strong> la vida pública <strong>de</strong> Jesús.<br />
Son las imágenes <strong>de</strong> Dios y el modo inconsciente en<br />
que cada uno entra en relación con él y con los <strong>de</strong>más<br />
los que son tocados, afectados y convertidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>ntro tanto por la propia forma <strong>de</strong>l relato como por su<br />
contenido.<br />
Un camino semejante <strong>de</strong>scansa en una convicción<br />
<strong>de</strong> fe: lo que suce<strong>de</strong> entre Jesús y los diferentes actores<br />
<strong>de</strong>l relato evangélico también pue<strong>de</strong> ocurrir hoy<br />
entre Cristo resucitado y cada lector <strong>de</strong>l evangelio. <strong>El</strong><br />
Señor nos visita hoy lo mismo que Jesús se encontraba<br />
en su tiempo con los suyos por los caminos <strong>de</strong> Galilea.<br />
Los mismos relatos sugieren esta equivalencia<br />
entre el Jesús <strong>de</strong> la narración y el Cristo resucitado, e<br />
invitan al lector a consentir en ese encuentro. Veamos<br />
un ejemplo.<br />
Cuando Lucas inicia el comienzo <strong>de</strong> la vida pública<br />
<strong>de</strong> Jesús, narra la visita <strong>de</strong> éste a Nazaret, su patria<br />
chica (cl. Lc 4,16-21). Jesús entra en la sinagoga,<br />
se levanta para la lectura y encuentra el pasaje <strong>de</strong><br />
Isaías don<strong>de</strong> está escrito: «<strong>El</strong> Espíritu <strong>de</strong>l Señor está<br />
sobre mí (. ..) para anunciar el Evangelio a los pobres.<br />
Me ha enviado a proclamar a los cautivos la liberación,<br />
ya los ciegos la <strong>de</strong>volución <strong>de</strong> la vista... » (v. 18,<br />
citando Is 61,1). Luego, continúa Lucas, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
haber enrollado el volumen, Jesús «comenzó a <strong>de</strong>cir:<br />
62<br />
Hoy se ha cumplido esta Escritura para que la entendáis».<br />
Hoy. Es el hoy <strong>de</strong> los oyentes reunidos en la<br />
sinagoga <strong>de</strong> Nazaret. También pue<strong>de</strong> convertirse en<br />
el hoy <strong>de</strong>l lector que se pone a la escucha <strong>de</strong> la palabra<br />
<strong>de</strong> Isaías.<br />
Un acto <strong>de</strong> lectura tiene lugar cuando el lector<br />
acepta libremente ocupar el lugar <strong>de</strong>l pobre, <strong>de</strong>l ciego<br />
y <strong>de</strong>l cautivo <strong>de</strong> los que habla el profeta. Entonces<br />
Cristo se convierte para él, hoy, en el enviado <strong>de</strong>l Señor,<br />
aquel que le anuncia el Evangelio, le <strong>de</strong>vuelve la<br />
vista y lo libera. No sin motivo, Lucas abre el relato <strong>de</strong><br />
la vida pública <strong>de</strong> Jesús con este pasaje, que se convierte<br />
así en la clave <strong>de</strong> lectura <strong>de</strong> toda la narración<br />
que sigue: «Jesús comenzó a <strong>de</strong>cirles... », precisa al<br />
principio <strong>de</strong> este pasaje.<br />
Quizá el lector no entienda que esta palabra se le<br />
dirige a él hoy. En cuyo caso, otros encuentros se presentarán<br />
a lo largo <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong>l evangelio. Por eso<br />
el acto <strong>de</strong> lectura pertenece al or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> un acontecimiento<br />
imprevisible, inesperado. Respon<strong>de</strong> a un don<br />
gracioso que viene <strong>de</strong> arriba. Se pue<strong>de</strong>n haber leído<br />
los mismos textos en varias ocasiones sin que se produzca<br />
un acontecimiento <strong>de</strong> este or<strong>de</strong>n.<br />
Quizá el lector rechace ponerse en el lugar <strong>de</strong>l pobre<br />
y <strong>de</strong>l oprimido, como ocurrió con los habitantes <strong>de</strong><br />
Nazaret. Entonces no suce<strong>de</strong> nada, o mucho: la Palabra<br />
es rechazada, incluso a pesar <strong>de</strong> que el lector<br />
continúe analizando el texto con rigor. Sin un compromiso<br />
<strong>de</strong> libertad por su parte, el acto <strong>de</strong> lectura no<br />
pue<strong>de</strong> llevarse a cabo.<br />
Los métodos <strong>de</strong> exégesis histórico-crítico, semiótico<br />
y narrativo permiten percibir mejor el sentido y la<br />
forma <strong>de</strong> estos múltiples encuentros entre Cristo y los<br />
actores <strong>de</strong> los relatos, pero es al servicio <strong>de</strong> un acto<br />
<strong>de</strong> lectura <strong>de</strong> este or<strong>de</strong>n, que trascien<strong>de</strong> el sentido o<br />
la gramática narrativa <strong>de</strong> los evangelios.