abrir continuación capítulo iii

Es preciso destacar que en las normas que
regulaban el funcionamiento del hospital siempre se hizo
notar que la Abadesa de las Huelgas, delegando en los
comendadores u otra persona que ella nombrara, podía
ordenar la visita a la botica, siempre que lo considerara
necesario; esta norma venía a equilibrar la situación
respecto a las boticas de la ciudad, que se hallaban
sujetas a visitas regulares, hechas por un Visitador
General de boticas acompañado de uno o dos médicos de la
ciudad y personas ligadas al Consejo; además estaban las
visitas que el propio Consejo podía ordenar, para prevenir
o frenar alguna anomalía en alguna de las boticas de la
ciudad. Estas visitas nunca afectaron a la botica del
Hospital del Rey mientras estuvo bajo la jurisdicción de
la Abadesa de las Huelgas, ni parece que se planteara el
derecho a visitarla, como ocurrió con las boticas de otras
instituciones religiosas (55).
Hallamos documentación de una visita, realizada
el año 1.500, en la que no se hizo inventario sino que de
forma global, se hizo repaso de la dotación de cada
estancia del hospital; al llegar a la botica se señalé que
estaba bien equipada de cajas, botes, instrumentos,
alhajas de botica, medicinas simples y compuestas, etc.
que la convertían en una de las mejores de la ciudad (8).
El año 1.597 se visitó la botica del Hospital
para comprobar el estado y exactitud de las pesas y
medidas allí utilizadas para la confección de las
medicinas necesarias para los enfermos. Esta visita tuvo
carácter general para todo el reino, afectando a todos los
profesionales que precisaban de ponderales para
desarrollar su trabajo (28).
Una visita singular fue la que se hizo el año
1.611; de ella no se obtuvo un inventario de existencias
totales sino que, tras un proceso semejante al realizado
en el momento de visitar las boticas de la ciudad, lo que
se hacia era comprobar la tenencia de determinadas drogas
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