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Huelgas, ayudada por una comunidad de 13 comendadores, que
permanecieron en él, hasta el siglo XIX; tras la exclaus-
tración de éstas, pasó a depender de la Junta Municipal de
Beneficencia por un periodo de cuatro años, reconociéndose
finalmente la autoridad de la Abadesa, como bien que era
de la Corona, y según fue la voluntad de los fundadores.
5) El Hospital del Rey fue el primero en ofrecer
una prestación sanitaria íntegra a los enfermos, si bien
al principio se limitaban a dar comida, cama y asistencia
religiosa a pobres y peregrinos, ya en 1.496 se dictaron
unas ‘Constituciones” donde se ordenaba la construcción de
la botica como complemento a la asistencia sanitaria pres-
tada.
En 1.500 la botica ya estaba totalmente constru-
ida y dotada de todo lo necesario, permaneciendo abierta
hasta 1.840. Tras su reapertura en 1.844 se produjo su
cierre definitivo en 1.929.
6) La botica del Hospital del Rey se regía por
las normas estatuarias que se dictaban para el hospital
con la excepción del “Heglamento” de 1.855 que se redactó
exclusivamente para la botica.
Si bien las “Definiciones” de 1.540 fueron las
primeras normas en que se establecieron los derechos y
deberes del boticario, contemplándose en ellas y en las
posteriores la función clínica del farmacéutico, es el
“Reglamento’ de 1.888, el último que conocemos, donde se
atribuye a). farmacéutico la responsabilidad sobre el con-
trol de los alimentos destinados a los enfermos hospitali-
zados.
7) Las boticas de los Hospitales de San Juan y
del Rey mantuvieron un tiempo el privilegio de no estar
sometidas a las Visitas Generales de Botica que se hacían
al resto de las boticas hospitalarias y de la ciudad, por
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