abrir continuación capítulo iii

a ser en esta nueva tasación de 11.722 Rs 11 mards.,
“incluyendo botes de Talavera con armas y cajonería que
hizo nueva y pagó con su dinero, como se puede ver en los
libros de tesorería de los años 1.794 y 1.797”. La
mejora, de 1.365 Rs. 21 mards. debía entregarse a los
herederos del boticario.
Todos quedaron conformes con la tasación
realizada y así firmaron la escritura ante el escribano
del hospital Felix Martín.
No se hizo escritura de fianza por parte del
nuevo boticario, quizás porque Francisco Martínez había
aceptado las mismas condiciones impuestas para su suegro,
incluida la de rebaja de la tercera parte del valor de las
medicinas tasadas anualmente. Se tomó más como un hecho
de “continuidad” que “nuevo contrato’, valiendose de las
mismas fianzas y observándose para el nuevo boticario los
mismos deberes que los impuestos a boticarios antecesores.
111—3—11. Escrituras de los años
1.824 x 1.840
Francisco Martínez entró en la botica el año
1,807 y pasó en ella los duros años de la Guerra de la
Independencia. En 1,824 tras varios desacuerdos con los
comendadores y la Abadesa de las Huelgas, dejó la botica y
se estableció en la ciudad. Fue obligado a tomar esta
decisión, para lo que se contó incluso con la aprobación
real, ordenándole abandonar la botica y la casa, nombrando
en su lugar al boticario Ramón Herrero, quien no llegó a
ejercer, llamando a José Oribe, mientras se esperaba la
decisión final de la Corte sobre la determinación de
separar a Francisco Martínez de la botica. La Abadesa
mandó se fuera inventariando la botica, pasando la orden
395