p. ángel peña oar san juan macías lima – perú - Dios te llama
p. ángel peña oar san juan macías lima – perú - Dios te llama
p. ángel peña oar san juan macías lima – perú - Dios te llama
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
ma<strong>te</strong>riales con el falso movimiento, llamó a <strong>Dios</strong> y a su amigo <strong>san</strong> Juan<br />
Evangelista y, al punto, se vio libre de aquel susto y la celda en<strong>te</strong>ra sin lesión<br />
alguna, conociendo el engaño del demonio. Eso mismo sucedió muchas veces,<br />
pero con el mismo efecto, no sacando del siervo se <strong>Dios</strong> otra cosa que humillarse<br />
y dar repetidas gracias a su Majestad, porque le guardaba libre de sus celadas,<br />
ardides y asechanzas 13 .<br />
Desde el día de su entrada vestía un hábito blanco de lana gruesa,<br />
calzaba zapatos toscos, largos y resis<strong>te</strong>n<strong>te</strong>s. Sobre el pecho y espalda le colgaba<br />
un escapulario negro. Normalmen<strong>te</strong> <strong>te</strong>nía la cabeza cubierta con la capucha<br />
negra, como usaban los hermanos conversos 14 .<br />
Según el padre Meléndez,, que lo conoció, era mediano de cuerpo, rostro<br />
blanco, las facciones menudas, la fren<strong>te</strong> ancha, partida con una vena gruesa que<br />
desde el nacimiento del cabello, de que era moderadamen<strong>te</strong> calvo, descendía al<br />
entrecejo; las cejas pobladas, los ojos modestos y alegres, la nariz algo<br />
aguileña, las mejillas enjutas, pero sonrosadas y la barba espesa y negra 15 .<br />
Duran<strong>te</strong> su noviciado fue modelo de humildad. Cuando decía o contaba<br />
alguna cosa de sí, se <strong>llama</strong>ba asnillo tonto, gu<strong>san</strong>illo vil, siervo inútil 16 . Cuando<br />
hablaba de otros decía: El bueno de fray fulano, el bueno de zutano 17 .<br />
La prueba más dura de su noviciado fue obedecer al padre sacristán que le<br />
ordenó que estuviese en la puerta de la iglesia toda la tarde del Jueves Santo para<br />
pedir a la gen<strong>te</strong> cera para la iglesia. Hubiera deseado pasar ese tiempo precioso<br />
delan<strong>te</strong> del Santísimo Sacramento. Había días que participaba en cinco o seis<br />
misas. Él trataba de salvar almas asistiendo a misa, rezando el rosario, orando y<br />
obedeciendo.<br />
El padre Arias le había explicado que valía más un rosario que una bella<br />
prédica y que una lección de ca<strong>te</strong>cismo. Que bastaba cumplir la voluntad de<br />
<strong>Dios</strong>, obedeciendo como por<strong>te</strong>ro, para salvar muchas almas sin ir a evangelizar a<br />
los indios.<br />
Lo destinaron como segundo por<strong>te</strong>ro para ayudar al hermano Pablo de la<br />
caridad. Y le dijo al padre Gonzalo García, quien dio <strong>te</strong>stimonio años más tarde:<br />
¡Qué bueno y peni<strong>te</strong>n<strong>te</strong> era el hermano fray Pablo! Tenía mucha caridad con los<br />
pobres. Con su ejemplo, es<strong>te</strong> gu<strong>san</strong>illo, que soy yo, comenzó la vida de oración<br />
13 Meléndez, p. 464.<br />
14 Proceso apostólico, N° 58 y párrafos 15 y 43 del tomo 3.<br />
15 Meléndez, p. 590.<br />
16 Meléndez, p. 483.<br />
17 Ib. p. 484.<br />
12