15.05.2013 Views

p. ángel peña oar san juan macías lima – perú - Dios te llama

p. ángel peña oar san juan macías lima – perú - Dios te llama

p. ángel peña oar san juan macías lima – perú - Dios te llama

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

pasar hasta que me pague el rey, que entonces pagaremos lo que nos<br />

dieren prestado. Si no <strong>te</strong>ngo otro oficio, ¿de dónde lo he de sacar?<br />

¿He de ir a hurtar?<br />

- No se desconsuele, sean amigos y vivan como <strong>Dios</strong> manda, que yo<br />

cuidaré desde hoy de enviarles de comer todos los días.<br />

Y el siervo de <strong>Dios</strong> les acudió, mientras vivió, enviándoles la<br />

comida 59 .<br />

Había en Lima dos hermanas doncellas de buen linaje, pero tan<br />

pobres y tan destituidas de todo socorro humano que llegaron un domingo<br />

a no <strong>te</strong>ner en su casa ni un bocado de pan que comer ni un cuartillo con<br />

que comprarlo. Desesperadas de todo punto del remedio de la tierra, se<br />

fueron a la iglesia a oír misa y encomendarse a Nuestro Señor… y el<br />

siervo de <strong>Dios</strong>, sin haberlas visto jamás , con un sirvien<strong>te</strong> que <strong>te</strong>nía en la<br />

por<strong>te</strong>ría, les envió sobre una tabla algunos platos nuevos, llenos de<br />

comida, cubiertos con una servilleta y en una cestica el pan que había<br />

menes<strong>te</strong>r para aquel día… Lo dejó el criado en casa de las mujeres y<br />

despidióse de la criada, diciéndole que lo entregase a sus amas. No<br />

tardaron mucho ellas en volver de misa…<br />

Y, habiendo visto el regalo, no quisieron tocarlo, porque en<strong>te</strong>ndían<br />

que el que lo trajo había errado la casa y no era para ellas, sino para otra<br />

persona; pero, viendo que había pasado mucho tiempo y no volvían por la<br />

tabla, imaginaron que <strong>Dios</strong>, por aquel camino, había querido remediar su<br />

necesidad y comieron lo que había en los platos y pasaron aquel día con<br />

abundancia…, hasta que, después de muerto el siervo de <strong>Dios</strong>, se<br />

persuadieron de que nuestro buen por<strong>te</strong>ro había sido el profeta de su<br />

necesidad y el autor de su socorro, publicando el beneficio para la gloria<br />

de <strong>Dios</strong> y de su siervo 60 .<br />

Francisco Carrillo era un español a quien el siervo de <strong>Dios</strong> <strong>llama</strong>ba<br />

pai<strong>san</strong>o y estaba tullido. Una tarde fue fray Juan a visitarlo a su casa y le<br />

dijo a su mujer: “Esté su Merced prevenida de la mayor conformidad,<br />

porque esta noche a las ocho se le ha de caer toda la casa menos es<strong>te</strong><br />

cuarto del patio, donde podrá pasar a mi pai<strong>san</strong>o y su ropa”. Con esto se<br />

despidió el siervo de <strong>Dios</strong> y ella dijo a su marido lo que le había pasado,<br />

pero él no quiso creerla ni consintió que le pasasen al patio, aunque su<br />

59 Meléndez, pp. 522-523.<br />

60 Meléndez, p. 510; Declaración de Antonia de Vega y Lucrecia Guardiola en el Proceso apostólico,<br />

<strong>te</strong>stigo 65.<br />

30

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!