p. ángel peña oar san juan macías lima – perú - Dios te llama
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h) MILAGROS EN VIDA<br />
Había en el convento un huerto <strong>llama</strong>do Getsemaní. Allí iba fray<br />
Juan muchas noches a rezar y colgaba en un tronco, median<strong>te</strong> un clavo, un<br />
rosario, que remataba en una cruz de madera, y entregábase allí a la<br />
oración desde las sie<strong>te</strong> y media hasta las diez. Pero ni allí lo dejaban libre<br />
los demonios.<br />
Fue el caso que, después de su <strong>san</strong>ta muer<strong>te</strong>, como hubiesen<br />
crecido y ex<strong>te</strong>ndídose demasiado los árboles del referido bosquecillo,<br />
mandó el Prior a cortarlos. Los compró el hijo de Doña Mariana de<br />
Sepúlveda, viuda del capitán Diego de la Serva, y dándolos a tornear a<br />
sus esclavos, hallaron éstos en uno de los troncos —precisamen<strong>te</strong> en<br />
aquél, an<strong>te</strong> el cual oraba nuestro fray Juan— tanta resis<strong>te</strong>ncia, que de<br />
ningún modo pudieron dividirlo. Aplicáronle, pues, la sierra para cortarlo<br />
de arriba abajo; y ¡oh prodigio! ábrese al punto el madero en dos par<strong>te</strong>s,<br />
y despréndese del mismo corazón del tronco una cruz de color gris, de<br />
diez dedos de largo, con su correspondien<strong>te</strong> peana, metida en un pequeño<br />
nicho, toda ella iba bien formada, pulida y hermosa, la misma que usaba<br />
el beato. Toda la ciudad acudió a ver con sus propios ojos el prodigio; y<br />
fue el parecer unánime de todos que <strong>Dios</strong> había querido mostrar por es<strong>te</strong><br />
medio cuán satisfecho aceptaba la oración de nuestro bienaventurado.<br />
Ambos trozos del tronco, en que se halló la cruz, fueron expuestos, en el<br />
convento del Rosario de Lima, a la veneración de los fieles; volviendo<br />
después el uno al poder de su dueño, y colocándose el otro en el altar<br />
cola<strong>te</strong>ral de Nuestra Señora de Belén, en la capilla del Crucificado, junto<br />
a la por<strong>te</strong>ría del convento de la Magdalena. La madera restan<strong>te</strong> de és<strong>te</strong><br />
árbol fue empleada en infinidad de cruces que se distribuyeron al pueblo<br />
en memoria del siervo de <strong>Dios</strong> y para satisfacer su devoción 69 .<br />
A veces se le aparecía <strong>san</strong> Juan evangelista en figura de un mozo<br />
como de edad de 18 ó 19 años, de buen semblan<strong>te</strong> y, aunque vestido<br />
pobremen<strong>te</strong>, decen<strong>te</strong>men<strong>te</strong> compuesto, y llevaba los papeles, traía las<br />
respuestas y conducía sobre un asnillo los géneros que le daban como si<br />
fuera un mozo ordinario de los que había en la vecindad… El padre<br />
Domingo Pinel a quien an<strong>te</strong>s de ordenarse de sacerdo<strong>te</strong> lo pusieron por<br />
compañero del siervo de <strong>Dios</strong> en la por<strong>te</strong>ría y escribía los papeles para<br />
los bienhechores, dice: “Siempre o las más de las veces que había papeles<br />
que remitir, venía a la por<strong>te</strong>ría y los llevaba, y traía las respuestas un<br />
mozo de las señas que se han dicho sin que apareciese por allí en otras<br />
ocasiones ni para éstas fuese necesario buscarle; que, siendo pobre, como<br />
69 Cipolletti Jacinto, o.c., pp. 55-56.<br />
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