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p. ángel peña oar san juan macías lima – perú - Dios te llama

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13. AMOR A MARÍA<br />

Su amor a María era extremadamen<strong>te</strong> grande. Llevaba siempre un rosario<br />

al cuello y otro en la mano izquierda y lo rezaba continuamen<strong>te</strong>. A veces, después<br />

de ser maltratado por los demonios, se le aparecía a su lado, rodeada de<br />

resplandores, la Soberana Reina de los <strong>ángel</strong>es, Madre de misericordia y<br />

consuelo de los afligidos, María, Señora Nuestra, que con un rostro sereno y<br />

apacible lo animaba y confortaba a resistir las furias infernales 87 .<br />

Había días en que escaseaban los alimentos y fray Juan se retiraba a su<br />

celda a orar a Nuestra Señora en su imagen de Belén (que <strong>te</strong>nía en la cabecera de<br />

su celda). Y hablando en su <strong>san</strong>ta imagen le decía Nuestra Señora: “Juan, no <strong>te</strong><br />

aflijas, confía en la bondad y poder de mi Santísimo Hijo Jesucristo, a quien le<br />

agradan tus obras. Envía por la mañana a pedir a fulano y a zutano, que sin<br />

duda <strong>te</strong> darán”… Obedeciendo el siervo de <strong>Dios</strong>, escribía a las personas que la<br />

Señora le había señalado y le acudían, de modo que salía del aprieto 88 .<br />

Tenía mucha devoción a la Salve y acudía todos los días a ella con la<br />

Comunidad, cuando se cantaba solemnemen<strong>te</strong> en la iglesia después de las<br />

Completas de la noche. El día que no podía asistir por algún inconvenien<strong>te</strong>, se<br />

ponía de rodillas, mientras la cantaban, haciéndose presen<strong>te</strong> con el corazón.<br />

Tenía mucha devoción al rezo del rosario. Fuera del que rezaba a coros<br />

con la Comunidad de los religiosos legos y donados en la capilla de la Señora<br />

del Rosario, rezaba entre día otras tres par<strong>te</strong>s en<strong>te</strong>ras meditadas, de rodillas,<br />

que aplicaba a las necesidades de la Iglesia, por sí, por las personas que se le<br />

encomendaban, y por las almas del purgatorio.<br />

La capilla de Nuestra Señora del Rosario era de noche el continuo lugar<br />

de su oración, el descanso de los trabajos del día. Acabado el rosario de la<br />

Comunidad, se quedaba en ella hasta maitines. Tenía allí en su sagrario<br />

personalmen<strong>te</strong> al Hijo y en el nicho principal en su imagen a la Madre con el<br />

Hijo en brazos, con lo que gozaba de todo cuanto podía desear y gozar en el<br />

cielo y la tierra 89 .<br />

Un día vino un gran <strong>te</strong>rremoto. Las puertas y las paredes <strong>te</strong>mblaban. Todo<br />

eran voces de confusión y todos pedían misericordia a <strong>Dios</strong>. Fray Juan quiso<br />

huir como los demás, pero apenas se movió para levantarse del suelo, cuando la<br />

87 Meléndez, p. 493.<br />

88 Meléndez, p. 513.<br />

89 Meléndez, p. 536.<br />

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