La política está en otra parte

cosa violenta. Para ella la solución sería vivir según el Ave María. A ella le
da miedo. Pero sabe que si yo digo me voy, me voy. Me jode un tiempo,
pero después se cansa. Sabe que si yo tengo una idea la llevo adelante.
Hasta ahora tuvimos suerte, porque decíamos que si nos salía un pibe
rebelde, se iba a la mierda. La más revolucionaria me parece que es la
más chiquita de mis pibes. Al piquete no vienen. Tampoco participan
conmigo, ni vienen acá cuando estamos reunidos. En ese sentido soy
bastante cerrado, mi mujer pregunta poco. Nosotros tenemos algunos
proyectos de poder desarrollar pollos, ponedoras. También sé que
podemos criar conejos de hasta ocho kilos. Por ahí uno puede tener la
visión hasta ahí, pero a veces yo pienso que podemos hacer lombrices,
vamos a hacer balanceado, vamos a poder desarrollarnos. Creo que si no
lo hacemos nosotros, el futuro será bastante jodido, el morfi y todo eso.
Poder sembrar. A mí, además, me da la satisfacción del respeto de los
compañeros, de que vos sabés que podés ir caminando por la calle y te
cruzás con uno que está acá y seguramente es tu compañero. La semana
pasada fui a comprar a la carnicería de la esquina y viene un pibito y me
dice: ¡Eh, piquetero!. Y yo le digo: Ey, ¿cómo anda, cumpa?. Y el pibito
que se queda por ahí. Después, yo dejo la bici, y cerca había uno con una
bici, un tipo que tenía una cara, que yo dije ¡uy!, éste me la afana. Y el
pendejo, que ve la jugada, se da la vuelta, viene y me dice: entre, entre
compañero, que yo le miro la bicicleta. Y se quedó ahí parado hasta que
yo terminé de comprar y salí. Ser piquetero te da seguridad. Y se lo tengo
que agradecer a este compañero, que empezó con el MTD acá, en Lanús.
Este compañero es Luis, que tras el silencio de Carlos comienza a hablar
con una cadencia lerda, plañidera por momentos. Bueno, fuimos muchos
los que empezamos, pero si usted me autoriza, ahora yo le cuento. Mi
último laburo fijo fue hace un año y medio. Trabajé en una empresa, en
una chatarrería muy grande, Hornos Hnos., que exporta afuera y todo,
está acá en la zona sur, en Florencio Varela, Avellaneda y en Lanús.
Trabajaba de mantenimiento en Florencio Varela en una de las plantas
procesadoras de chatarra. Arreglaba las máquinas, hacía volquetes,
manejaba alguna máquina cuando faltaba algún personal. Todo bien
hasta que la empresa pierde el contrato con Acindar y Aceros Bragado.
Aceros Bragado para los hornos por tres meses, nos funde, y Acindar ya
venía comprando poco, entonces hacen una reducción de los más nuevos
y como yo tenía un año y pico de laburo, y me iban renovando el contrato
cada tres meses, me quedé afuera. Una desgracia. Tengo familia que
mantener. Mi madre, de 78 años, no vidente; mi señora, una compañera
piquetera también, gracias a Dios porque en ese sentido no tengo
problemas, y un hijito de cinco días y ya lo trajimos al piquete. El lunes le
dieron el alta a mi señora, tuvo el lunes y le dieron el alta, y tendría que
haberla ido a buscar a las ocho de la mañana, pero llegué a las doce
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