15.05.2013 Views

La política está en otra parte

La política está en otra parte

La política está en otra parte

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

azón, hijo, y p<strong>en</strong>saba que te quería mucho, y te quiero, pero el error fue<br />

de no dejarte <strong>en</strong> la escuela, por lo m<strong>en</strong>os que sepas algo, siquiera leer”.<br />

Porque es muy fiero, mi amigo, cuando uno no sabe leer, no sabe<br />

escribir, es bastante jodido. Porque hay un dicho que dice: ¿<strong>en</strong> aquel<br />

letrero qué dice? Dice: para el que sabe leer. Entonces, eso es lo que le<br />

falta al hombre, tanto a la mujer. Anteriorm<strong>en</strong>te decía la g<strong>en</strong>te: “Ah, pa´<br />

qué querés, las vas a mandar a las chicas a la escuela, si no le hace<br />

falta”. No, ¿por qué no le va a hacer falta? Le hace falta también. Igual,<br />

tanto al hombre como a la mujer hay que saber leer y escribir. Eso fue lo<br />

que me llevó a mi p<strong>en</strong>sar tanto. Nosotros somos cuatro varones y tres<br />

mujeres, ninguno sabemos leer y escribir, desgraciadam<strong>en</strong>te. Antes que<br />

<strong>en</strong>tró Perón <strong>en</strong> el mando, yo trabajaba aquí muy cerquita, <strong>en</strong> Girardet.<br />

Cada ocho días había que ir a buscar la mercadería como a veinte<br />

kilómetros y traerla a los hombros. Póngale harina, azúcar, yerba, había<br />

que traerla al hombro, y la agua, nos daban agua salada, no le<br />

echábamos sal para cocinar, no le echábamos sal para hacer la torta, y<br />

esa agua tomábamos para trabajar. Y si no nos daban agua salada nos<br />

daban agua de las represas donde tomaba la haci<strong>en</strong>da, y los patrones<br />

hacían lo que querían. Y si usted <strong>en</strong>tregaba su trabajo, pongale que yo<br />

estoy cortando leña, <strong>en</strong>tregaba ci<strong>en</strong> metros de leña y v<strong>en</strong>ía el patrón y<br />

decía: “Eh, <strong>está</strong> mal apilada, ché, ti<strong>en</strong>e mucho gancho”. ¿Sabe cuánto me<br />

daban? Set<strong>en</strong>ta metros, y treinta metros hacían quedar para ellos, y había<br />

que trabajar igual. Entonces todo eso iba pasando, y cuando <strong>en</strong>tró Perón<br />

las cosas cambiaron. Puso el sindicato y <strong>en</strong>tonces los patrones ya eran<br />

otros, v<strong>en</strong>ían al rancho, adonde <strong>está</strong>bamos <strong>en</strong> el monte, y decían: “¿Qué<br />

te falta, ché, t<strong>en</strong>és poca mercadería?”, y traía, y la agua ya era agua<br />

bu<strong>en</strong>a, <strong>en</strong>tonces cambió. Cambió mucho. Entonces ya era <strong>otra</strong> cosa la<br />

vida de nosotros, antes nos trataban como animales, digamos. Trabajar,<br />

trabajar y si usted se lastimaba, o se cortaba con el hacha <strong>en</strong> el pié, no lo<br />

hacían curar, o lo hacían curar pero esa cu<strong>en</strong>ta que usted hacía estando<br />

sin poder trabajar, cuando se sana t<strong>en</strong>ía que trabajar y pagar. Ningún<br />

derecho t<strong>en</strong>ían los obreros. Entonces, bu<strong>en</strong>o, todas esas cosas yo las he<br />

pasado. Yo t<strong>en</strong>go este dedo así que me apretó un palo, me sacó la uña,<br />

me partió así y así. ¿Usted cree que me mandaron al médico? No, yo me<br />

curé como podía y trabajaba todos los días con la mano atada, porque si<br />

no la cu<strong>en</strong>ta se me inflaba. Después ya era <strong>otra</strong> cosa, ya cambió, cuando<br />

se golpeaba, el patrón lo llevaba y lo hacía curar y los remedios no le<br />

cobraban. Pero bu<strong>en</strong>o, así empezamos a andar. Cuando <strong>en</strong>tró Perón puso<br />

sindicatos por todos lados. Pero yo no, muy poco lo que hacía <strong>en</strong> el<br />

sindicato, yo me dedicaba al monte. Bu<strong>en</strong>o, después, con el tiempo, me<br />

parecía que yo también t<strong>en</strong>ía que t<strong>en</strong>er un hogar. Digamos que t<strong>en</strong>ía<br />

alguna novia por ahí, que no era del barrio. Hablé con ella <strong>en</strong> una fiesta<br />

para los carnavales. Yo t<strong>en</strong>ía 24 años cuando me <strong>en</strong>contré con la señora.<br />

46

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!