15.05.2013 Views

Solamente Por Gracia - Iglesia Reformada

Solamente Por Gracia - Iglesia Reformada

Solamente Por Gracia - Iglesia Reformada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

«Mirarán a mi, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por<br />

él como quien se aflige por el primogénito» (Zac. 12:10). El arrepentimiento no te hará ver a<br />

Cristo, Pero el mirar a Cristo hará que te arrepientas. No debes hacerte un Cristo producto de tu<br />

arrepentimiento, pero debes mirar a Cristo para que de ello te resulte el arrepentimiento. El<br />

Espíritu Santo, volviéndose de cara a Cristo, nos hace volver la espalda al pecado. <strong>Por</strong> tanto,<br />

vuélvete del efecto a la causa, a saber de tu propio arrepentimiento al Señor Jesús quien fue<br />

«ensalzado para dar arrepentimiento.»<br />

He oído a otro decir. «Me atormentan pensamientos terribles. Donde quiera que me vaya,<br />

me asaltan blasfemias. Me acosan tentaciones malignas en medio del trabajo y aun sobre el lecho<br />

me despiertan inspiraciones del maligno. No me puedo librar de esta tentación espantosa.»<br />

Amigo, comprendo lo que quieres decir, porque el mismo lobo me ha perseguido a mi. Más fácil<br />

sería vencer a un ejército de moscas con un sable que dominar los pensamientos capitaneados<br />

por el demonio. El alma tentada, valerosa por las sugestiones satánicas, se parece al viajero, cuya<br />

cabeza, orejas y cuerpo entero fue atacado por un enjambre de abejas. No les pudo alejar de si, ni<br />

pudo huir de ellas. Le picaron por todas partes, amenazando dejarle muerto. No me maravillo de<br />

oír que te hallas sin fuerzas para poner fin a esos pensamientos horribles y abominables, con los<br />

cuales el diablo inunda tu alma. No obstante quisiera recordarte del texto a la vista: «Cristo,<br />

cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos» (Rom. 5:6).<br />

Jesús sabía en que estado nos hallábamos y en que estado debíamos estar; veía que no<br />

podíamos vencer al príncipe del poder del aire; sabía que nos molería terriblemente, pero<br />

precisamente entonces, viéndonos en esa condición, murió por los impíos. Echa el ancla de tu fe<br />

sobre este hecho. El mismo demonio no podrá decirte que tu no eres impío; cree, pues, que<br />

Cristo murió por ti. Acuérdate de como Martín Lutero, aplastó la cabeza de la serpiente con su<br />

propia espada. ¡Ah! Le dijo Satanás, «tú eres pecador.» «Cierto,» respondió Lutero, «Cristo<br />

murió para salvar a los pecadores.» Así le venció con su propia espada. Escóndete en este refugio<br />

y quédate en él; «Cristo, a su tiempo, murió por los impíos.» Si te refugias en esta verdad, los<br />

pensamientos blasfemos que tu no puedes ahuyentar a causa de tu flaqueza, se apartarán de ti por<br />

si mismos; porque Satanás verá que no logra la suya atormentándote con ellas.<br />

Si tu odias tales pensamientos, no son tuyos sino inspiraciones del diablo por los cuales él<br />

es responsable y no tu. Si tu luchas contra ellos, son tan poco tuyos como las blasfemias y<br />

mentiras de los alborotadores en la calle. <strong>Por</strong> medio de esos pensamientos el demonio intenta<br />

llevarte a la desesperación, o cuando menos quiere impedir que confíes en Jesús. La pobre mujer<br />

enferma no pudo acercarse a Jesús por causa de la multitud, y tú estas en condición semejante a<br />

causa de la multitud de malos pensamientos que te oprimen. Sin embargo, ella extendió el dedo y<br />

tocó el vestido del Señor, y quedó sana. Haz tú lo mismo.<br />

Jesús murió por los culpables «de toda clase de pecado y blasfemia;» y por lo mismo<br />

estoy seguro de que no rechazará a los que sin quererlo son acusados por los malos<br />

pensamientos. Arrójate confiado sobre él, pensamientos y todo, y verás como es poderoso para<br />

salvarte. Él pondrá fin a esas inspiraciones del maligno y te hará verlas en su verdadera luz, para<br />

que no te atormenten más. Te quiere y puede salvar a su manera, de modo que por fin disfrutes<br />

de perfecta paz. <strong>Solamente</strong> confía en él tanto respecto a esto como en orden a todo lo demás.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!