Solamente Por Gracia - Iglesia Reformada
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te salvarás; y si permites dificultades de invención propia te impidan aceptar el perdón mediante<br />
la fe en tu Señor y Salvador, perecerás por una condenación bien merecida. No cometas suicidio<br />
espiritual entregándote apasionadamente a la discusión de sutilezas metafísicas.<br />
12<br />
MI REDENTOR VIVE<br />
***<br />
He hablado continuamente acerca del Cristo crucificado, quien es la gran esperanza del<br />
culpable; pero es sabio que nos acordemos de que nuestro Señor resucitó de entre los muertos y<br />
vive eternamente.<br />
No se te pide que creas en un Cristo muerto, sino en un Redentor que murió por nuestros<br />
pecados y resucitó para nuestra justificación. Así es que puedes acudir a Jesús en seguida como a<br />
un amigo vivo y presente. No se trata de un simple recuerdo, sino de una persona continuamente<br />
existente quién desea oír tus oraciones y contestarlas. Él vive a propósito para continuar la obra,<br />
por la cual sacrificó su vida. Está intercediendo por los pecadores a la diestra del Padre, y por lo<br />
mismo es poderoso «para salvar eternamente a los que por él se acercan a Dios» (Heb. 9:25).<br />
Acude a él y entrégate a este Salvador vivo, si antes no lo has hecho.<br />
Este Jesús vivo está ensalzado hasta la eminencia de gloria y poder. Hoy no sufre como<br />
«el humillado ante sus enemigos,» no sufre trabajos como «el hijo del carpintero,» sino que está<br />
elevado muy por encima de los principados y las potencias y todo nombre. El Padre le ha dado<br />
todo poder en el cielo y en la tierra y está ejecutando este encargo glorioso, llevando a cabo su<br />
obra de gracia. Escucha bien lo que Pedro y los otros apóstoles testifican acerca de él ante el<br />
sumo sacerdote y todo el concilio:<br />
El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un<br />
madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel<br />
arrepentimiento y perdón de pecados (Hech. 5:30,31).<br />
La gloria que rodea al Señor ascendido debiera inspirar esperanza en todo corazón<br />
creyente. Jesús no es persona de categoría oscura; es un Salvador grande y glorioso. Es el<br />
Redentor ensalzado por Príncipe coronado como tal. La gracia soberana sobre la vida y la muerte<br />
se le ha confiado; el Padre ha puesto a todos los hombres bajo el gobierno mediador de su Hijo,<br />
así que puede dar vida a quien quiera. El abre y nadie cierra. El alma sujeta por las cuerdas del<br />
pecado y de la condenación puede quedar libre inmediatamente por el poder de su palabra.<br />
Extiende su cetro real, y cualquiera que lo toque, vivirá.