15.05.2013 Views

Solamente Por Gracia - Iglesia Reformada

Solamente Por Gracia - Iglesia Reformada

Solamente Por Gracia - Iglesia Reformada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Jesucristo y serás salvo» (Hech. 16:31) Es inútil evadirse de esto preguntando y reflexionando.<br />

El mandato es claro, y debes obedecerlo.<br />

Pero si en realidad te molesta alguna duda, llévala en oración a Dios. Di al gran Padre<br />

Dios precisamente lo que te perturba y pídele que por el Espíritu Santo se te resuelva el<br />

problema. Si no puedo creer las afirmaciones de un libro me es grato preguntar al autor como él<br />

entiende lo dicho, y si es hombre digno de crédito, me dejará satisfecha su explicación divina de<br />

los puntos difíciles de las Escrituras al corazón del verdadero buscador de la verdad. El Señor<br />

desea hacerse conocer a los que le buscan. Acude a él para conocer la verdad. Acude sin demora<br />

a la oración y ruega, «Oh Espíritu Santo, guíame a toda la verdad. Lo que no comprenda,<br />

enséñamelo tú.»<br />

<strong>Por</strong> otra parte, si la fe parece difícil, es fácil que Dios el Espíritu Santo te haga capaz de<br />

creer, si oyes con mucha frecuencia lo que se te manda creer. Creemos muchas cosas, porque las<br />

hemos oído tantas veces; ¿No has notado en la vida diaria que si oyes una cosa cincuenta veces<br />

al día, por fin acabas de creerla? <strong>Por</strong> este proceso muchos han llegado a creer cosas fantásticas, y<br />

por tanto no me extraño, si el buen Espíritu bendice este método de oír la verdad con frecuencia,<br />

usándola para producir la fe respecto a lo que se debe creer. Esta escrito «La fe viene por el oír,»<br />

por tanto oye con frecuencia. Si con sinceridad y atentamente continuo oyendo el evangelio, uno<br />

de estos días me encontraré creyendo el evangelio, uno de estos días me hallaré creyendo lo que<br />

oigo, mediante la bendita operación del Espíritu de Dios en mi mente. <strong>Solamente</strong> ten cuidado de<br />

oír el evangelio y no lo que esté calculado a despertar dudas en tu mente, ya sea por discursos o<br />

lecturas.<br />

Pero si esto te parece un consejo pobre, añadirá a continuación; toma en cuenta el<br />

testimonio de otros. Los samaritanos creyeron a causa del testimonio de lo que la mujer les había<br />

dicho acerca de Jesús. Muchas de nuestras creencias nacen del testimonio de otros. Yo creo que<br />

existe un país llamado Japón. Nunca lo he visto, y, sin embargo, creo que hay tal país, porque<br />

otros lo han visto. Creo que moriré, nunca he muerto, pero machismos de mis conocidos han<br />

muerto, y por lo tanto, estoy convencido de que yo moriré también. El testimonio de muchos me<br />

ha convencido del hecho. Escucha, por tanto, a los que te comentan cómo fueron salvos, cómo<br />

recibieron el perdón, cómo se transformó su carácter. Si prestas atención, notarás que alguien<br />

precisamente como tú ha sido salvo. Si has sido ladrón, hallarás que otro ladrón lavó sus culpas<br />

en la preciosa sangre de Cristo. Si por desgracia has sido desvergonzado, hallarás que personas<br />

caídas como tú han sido levantadas, limpiadas y transformadas. Si te hallas en condición<br />

desesperada y te mueves un poco en el círculo del pueblo de Dios, pronto descubrirás que<br />

algunos de los santos, se han visto tan desesperados como tú, y hallaron verdadero placer en<br />

contarte como el Señor les libró. Conforme vas escuchando uno tras otro de los que han puesto a<br />

prueba la Palabra de Dios, hallándola verdadera, el Espíritu Divino te conducirá a la fe.<br />

¿No has oído hablar del africano, al cual dijo el misionero que en su país el agua se volvía<br />

a veces tan dura que el hombre podía andar encima de la misma? Muchas cosas podía creer el<br />

africano pero esa, nunca. Cuando el negro vino una vez a Inglaterra, pudo ver un río helado, pero<br />

no se atrevía a meter el pie en el hielo. Sabía que el río era profundo, y temía ahogarse, si<br />

procuraba andar sobre el hielo. No se le pudo convencer que lo intentara, hasta que viera a su<br />

amigo y a otros muchos atravesar el río andando sobre el hielo. Entonces quedó convencido y

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!