Solamente Por Gracia - Iglesia Reformada
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ante Dios nuestro arrepentimiento. En este sentido nos da arrepentimiento, puesto que pone el<br />
arrepentimiento en condición aceptable, lo que de otro modo no sería.<br />
Cuando Jesús fue ensalzado, fue derramado el Espíritu de Dios para producir en nosotros<br />
todo don de gracia necesario. El Espíritu Santo crea en nosotros el arrepentimiento renovándonos<br />
de un modo sobrenatural quitando el corazón de piedra de nuestra carne. No te sientes<br />
apretándote los ojos para sacarte algunas lágrimas imposibles; el arrepentimiento no sale de una<br />
naturaleza rebelde, sino de la gracia libre y soberana. No entres en tu recámara pegándote en el<br />
pecho para producir en un corazón de piedra sentimientos que no existen en él. En cambio, acude<br />
en espíritu al Calvario y contempla la pasión y muerte de Jesús. Mira arriba de donde viene tu<br />
socorro. El Espíritu Santo ha venido expresamente para hacer sombra a los espíritus de los<br />
hombres y engendrar en ellos el arrepentimiento como antes se movía sobre la tierra desordenada<br />
para producir orden. Eleva tu ruego a él. «Bendito Espíritu de Dios, apodérate de mí. Hazme<br />
sencillo y humilde de corazón para que odie el pecado y sinceramente me arrepienta del mismo.»<br />
Y él oirá tu clamor y te responderá.<br />
Acuérdate también de que cuando el Señor Jesús fue ensalzado, no solamente nos dio el<br />
arrepentimiento enviando al Espíritu Santo, sino consagrando todas las obras de la naturaleza y<br />
la providencia para el gran fin de nuestra salvación, providencialmente cualquiera de ellas puede<br />
llamarnos al arrepentimiento, ya sea que cante, como el gallo que oyó Pedro, o retumbe, como el<br />
terremoto que espantó al carcelero de Filipos. Desde la diestra de Dios, nuestro Señor Jesús<br />
gobierna las cosas de la tierra haciéndolas cooperar para la salvación de sus redimidos. Se vale<br />
tanto de lo amargo como de lo dulce, de las penas como de las alegrías para producir en los<br />
pecadores algún cambio de mente hacia Dios. Se agradecido por algún acto de la providencia que<br />
te ha hecho pobre, enfermo o afligido; porque mediante tales cosas Jesús actúa en tu vida<br />
llamándote hacia sí mismo. La misericordia del Señor frecuentemente viene cabalgando hacia<br />
nuestra puerta sobre el jinete negro de la aflicción. Jesús se vale de toda la capacidad de nuestra<br />
experiencia para separarnos del mundo y atraernos al cielo. Cristo ha sido ensalzado hasta el<br />
trono del cielo y de la tierra para que mediante los procedimientos de la providencia someta<br />
todos los corazones endurecidos hasta sentir el bendito quebranto del arrepentimiento.<br />
Además, ahora mismo está actuando por sus juicios en el escenario de las conciencias por<br />
su Libro inspirado (La Biblia), mediante nosotros que hablamos según el Libro y por las<br />
oraciones de los amigos y de los corazones sinceros. Él te puede enviar una palabra que hiera tu<br />
corazón de piedra, como la vara de Moisés, y haga brotar ríos de arrepentimiento. Él puede llevar<br />
a tu mente algún texto de las Sagradas Escrituras que quebrante tu corazón y te cautive en un<br />
momento. Misteriosamente puede ablandarte y, cuando menos pienses, causar que un<br />
sentimiento de santidad invada tu alma. Puedes estar seguro de eso, que Aquel que ha entrado en<br />
la gloria, ensalzado hasta el esplendor y majestad de Dios, tiene abundancia de medios para<br />
efectuar arrepentimiento en los que tendrán perdón. En este mismo momento está esperando<br />
darte arrepentimiento. Recíbelo inmediatamente.<br />
Fíjate en el hecho, para consuelo tuyo. Que el Señor Jesucristo da este arrepentimiento a<br />
los menos dignos de la humanidad. Fue ensalzado para dar arrepentimiento a Israel. ¡A Israel! En<br />
los días que habló el apóstol así, era Israel la nación que más había pecado contra la luz y contra<br />
el amor, coronando su obra de infamia por la crucifixión del Señor, atreviéndose a decir. «Caiga