nueva revista de filología hispánica - Aleph Ciencias Sociales

256 YAKOV MALKIEL NRFH, XIII
afectivo. Así, esp. clás. cazcarruno se opone a -iento y chil. rotuno al
incoloro -oso; la canalla cencerruna de Cervantes es más sugestiva que
el carnero cencerrado de los textos medievales aragoneses; montes, que define
numerosas especies de animales, tiene carácter más objetivo que
montuno, evocador de la zafiedad de la población rústica. No faltan casos
de diferenciación regional. Al col. paramuno oponen los venezolanos un
derivado menos pintoresco en -eño, mientras que en otros países del
Nuevo Mundo arraigó el pálido paramero. Claro que existen subdivisiones
de menor escala: así, dentro de Venezuela conviven montuno
(Cartagena) y montañero (Caldas, Antioquia) —éste subordinado a montaña;
aquél, a monte 4 - 6 .
Lo importante es que, fuera del reino animal, de dos sufijos rivales,
-uno casi siempre representa el más raro, menos antiguo y, por consiguiente,
doblemente expresivo, a diferencia de lo que sucedía con los
adjetivos basados en zoónimos.
Tercer enfoque: análisis estructural. No es de ninguna manera nueva
la idea de agrupar sufijos de aspecto parecido y función afín, identificando
en cada grupo uno como primordial y clasificando los demás
como meras variantes. Ya Diez se preguntaba si no cabría analizar -uno
como eco de -ino, tomando como modelo la relación más clara entre
-uco e -ico. Entre sus sucesores algunos operaron con este método, p. ej.
Hanssen al examinar juntos los sufijos españoles que compartían la u
tónica, Michaelis al descubrir "gamas vocálicas" de sufijos en latín y en
portugués, o Gamillscheg al observar que en francés -in y -on, aunque
de abolengo distinto (adj. -í n u frente a sust. dim. -i ö n e ), terminaron
por gravitar hacia una distribución complementaria —en este caso particular,
simétrica 47 .
Pero los manuales más prestigiosos han vacilado en ahondar este
análisis y se han atenido al examen pormenorizado de cada unidad
autónoma. En nuestros días, la boga del estructuralismo favorece un retorno
parcial a la posición de Diez por dos poderosos motivos: primero,
porque aquel enfoque tendía a jerarquizar los elementos en vez de
yuxtaponerlos; luego, porque permitía un notable ahorro de conjeturas
genéticas, pues era teóricamente menos arriesgado, por ejemplo, descu-
4 6 Remito a las notas 103, 106, 110, 114 y 120 de mi artículo.
4 7 F. DIEZ, Grammatik der romanischen Sprachen, t. 2: Formenlehre, Bonn, 1838,
p. 276; F. HANSSEN, Gramática histórica de la lengua castellana, Halle, 1913, § 270;
C. MICHAELIS DE VASCONCELOS, Ligoes de filología portuguesa... Curso de 1911-12,
Lisboa, [1946], pp. 73-74: "Um modo especial de multiplicar os sufixos herdados
consiste na tendencia de alterar a sua vogal tónica criando gamas vocálicas, perfeitas
ou imperfeitas"; E. GAMILLSCHEG, "Zur Frage der Auswahl bei der suffixalen Ableitung"
(1928), reimpreso en Ausgewählte Aufsätze, Jena und Leipzig, 1937, en especial
pp. 151-155 (en este artículo el autor modifica su opinión anterior sobre la procedencia
de -in). Quizás el examen más penetrante sea el de C. Michaelis, quien distingue
una capa patrimonial: palh-ago, cort-igo, palh-oga, dent-uga; can-alha, venc-ilho,
mar-ulho; im-agem, ful-igem, ferr-ugem, de una capa romance: lebr-ato, cor-eto,
rapaz-ito, perdig-oto, cucur-uto; ram-alho, folh-elho, tom-ilho, tramb-olho, band-ulho;
fog-acho, ventr-echo, rab-icho, car-ocha, gord-ucho; velh-aco, bon-eco, amor-ico, bich-oco,
abelhar-uco; -arro y -erro a la par de grand-orro y casm-urro. Véase una anticipación
de esta teoría en el artículo de la misma autora, "Fragmentos etimológicos", RLu,
3 (1895), p. 133.