Retos y Dilemas de la Representación Política - Informe sobre ...

La construcción de la democracia pactada
Ya se ha postulado que entre 1978 y 1980, Bolivia desarrolló una gimnasia electoral
poco frecuente para sus costumbres políticas: tres elecciones presidenciales, una ausencia
de mayoría absoluta, el traspaso al parlamento de la elección del primer mandatario, el
empantanamiento en ésta, el surgimiento de nuevos golpes de Estado, nuevas elecciones y
una reiterada incapacidad para conformar coaliciones. En general, la gimnasia se reducía a
empantanamientos congresales y nuevos golpes de Estado. Ese fue el ambiente político
hasta el golpe de García Meza en 1980 y el alejamiento de los militares del poder en octubre
de 1982, que dio paso al gobierno del presidente Hernán Siles Zuazo, que dos años antes
había ganado las elecciones generales.
Los militares no lo sabían, García Meza menos aún, pero a fuerza de violencia,
represión y arbitrariedad, confirmaron las ideas democráticas de la población. La llegada de
la UDP al poder puede ser definida como el momento de la recuperación de la democracia,
mientras la salida de Siles del poder marca el momento inicial de la democracia pactada.
Hay una diferencia cualitativa entre el carácter de la democracia que se opera en su
ascensión al gobierno y la que surge en el instante de su alejamiento del poder.
En Bolivia, el período de la UDP, entre 1982 y 1985, estuvo caracterizado por las dos
crisis más grandes que vivió el país en las últimas décadas del siglo. Por un lado, una severa
crisis económica, expresada en una hiperinflación que43 llegó a un 22.000%; y, por otro, una
profunda crisis política caracterizada por la anomia estatal y la falta de normas y credibilidad
del Estado, sintetizada en severos problemas de gobernabilidad, dado que el gobierno del
presidente Siles Zuazo, más allá de sus errores de política económica, nunca pudo gobernar,
porque estuvo cercado por una mayoría parlamentaria que le era adversa.
La situación de crisis era tan profunda que el gobierno de Siles Zuazo estaba
paralizado, la economía hundida y el Estado en el grado máximo de descreímiento. En el
pasado, cuando los problemas llegaban a esos extremos, tenían dos posibles salidas, o un
golpe de Estado para instaurar un nuevo gobierno o el intento de una insurrección popular
para superar al Estado y crear la utopía socialista. La cultura política prevaleciente hasta
1985 aconsejaba ese tipo de salidas para las crisis económicas que estaban unidas a una
crisis política.
Pero, ¿qué le sucedió a Bolivia? y ¿por qué no siguió ese camino marcado por su
cultura política cultivada a lo largo de su historia? Algo profundo debió acontecer para que
siga otra vía. Y la ruta diferente consistió en que la población, la sociedad y el sistema político
apostaron al unísono por la mantención de la democracia, aunque es bueno reconocerlo, sin
respetar del todo el mandato constitucional. En efecto, de mutuo acuerdo, partidos y
43 La hiperinflación, medida a doce meses, de agosto de 1984 a agosto de 1985, da esa cifra, de 22.000%,
mientras la inflación de 1985 es superior a los 8.000%.
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