Retos y Dilemas de la Representación Política - Informe sobre ...

En 1989 la conformación de coaliciones se reeditó con la suscripción del Acuerdo
Patriótico entre el MIR y ADN, que llevaron al poder a Jaime Paz. En 1993 esta lógica fue
ratificada con la firma del pacto por la Gobernabilidad y la Esperanza entre el MNR, UCS, el
MBL y el MRTKL, que eligieron como presidente a Gonzalo Sánchez de Lozada. Por último,
en 1997, ADN, el MIR, UCS, CONDEPA y varios partidos pequeños firmaron el “Acuerdo por
Bolivia” para elegir como presidente a Hugo Banzer.
Así, cuatro coaliciones están ratificando la costumbre del pacto político en Bolivia para
elegir presidente y garantizar la gobernabilidad, cuando menos de ésa de carácter
instrumental. La conformación de estos pactos entre los partidos es la que usualmente ha
conducido a los analistas a hablar de democracia pactada y a olvidar que el primer pacto se
dio entre la sociedad y su sistema político a fin de precautelar la democracia.
En el presente, no sólo los partidos saben que deben pactar entre sí. También la
sociedad se ha ido acostumbrando a la misma idea. En efecto, cuando el ciudadano vota,
está imaginando el tipo de pactos o coaliciones que desearía ver en escena. Esto fue más
evidente en las últimas elecciones, aunque no estaba en el libreto de la gente en 1985 o
1989, años en los que los pactos asombraron a la sociedad o la condujeron a rechazar la
conducta de los partidos, porque sentía que su voto se negociaba de una manera rechazable.
Para no dejar una visión demasiado estrecha de la democracia pactada, es bueno
apuntar que ella, tomada como el resultado de acuerdos entre partidos no sólo sirve para
elegir al presidente, conformar una coalición de gobierno y garantizar una mayoría
parlamentaria. Los pactos político-partidarios producidos en Bolivia han ido más lejos y han
permitido formalizar acuerdos entre el gobierno y la oposición para permitir que la
democracia se profundice.
En efecto, entre febrero de 1991 y julio de 1992 se firmaron pactos entre el gobierno y
la oposición a fin de profundizar la democracia. Estos acuerdos han permitido la
modernización institucional del país, que consistió en medidas como la nominación de una
Corte Nacional Electoral transparente, la descentralización, la Reforma Educativa, la
uninominalidad para la mitad de las diputaciones, el Defensor del Pueblo, el Tribunal
Constitucional, el Consejo de la Judicatura y los dos tercios en Congreso o de diputados
como medida para la elección de autoridades en distintas áreas, incluida la Dirección
Nacional de Aduanas en 1999. Esos fueron los pactos que ayudaron al rediseño institucional
del país y tuvieron continuidad entre 1991 y 1999. En esos años se demostró que el gobierno
y la oposición pueden actuar juntos para impulsar modernizaciones institucionales de la
democracia, aunque todavía no avanzan al campo de la economía, como espera la
ciudadanía, pues la gente siente sus problemas más acuciantes en el nivel de vida.
No observar estos matices en el desarrollo de la democracia pactada implicaría no
mirar lo concreto. Por otra parte, aunque los partidos son muy pragmáticos y suelen pactar,
sobre todo porque les interesa acceder al poder, eso no quita que al mismo tiempo, la cultura
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