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70 Juan van Kessel<br />
Durante el s. XIX y a principios del s. XX, <strong>la</strong> política gubernamental<br />
frente a <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción autóctona ha sido de eliminación (en el extremo<br />
sur) o de integración y fusión completa (en <strong>la</strong> Araucanía y en zonas<br />
aymaras). Esta política tuvo su expresión en una legis<strong>la</strong>ción indigenista<br />
de fachada proteccionista que trata a los indígenas como menores e<br />
inhábiles. Esta legis<strong>la</strong>ción se ¡<strong>la</strong> ido suprimiendo, paso a paso, por un<br />
proceso de incorporación jurídica, que actualmente está culminando por<br />
<strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción del Gobierno Militar de Pinochet, quien lo ha acelerado,<br />
dentro de su estrategia de <strong>la</strong> unificación de <strong>la</strong> nación y <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong><br />
seguridad nacional. Los estudios de Lipsclititz y el análisis de <strong>la</strong> nueva<br />
Ley Indígena NO 2568, de 1979, justifican esta expresión tan dura.<br />
La Iglesia Católica -aunque sin radicalizar SU defensa del Indio- ha<br />
protestado con pa<strong>la</strong>bras c<strong>la</strong>ras contra su aplicación, pero en vano.<br />
El pluralismo étnico representa un obstáculo para <strong>la</strong> integración<br />
nacionalista. La ideología de <strong>la</strong> seguridad nacional, que es <strong>la</strong><br />
expresión conteniporánea del nacionalismo chileno y que identifica<br />
autoritariamente Estado, Nación y Pueblo, ¡lo admite “pueblos<br />
indígenas” ni “nacionalidades autóctonas” en el territorio nacional.<br />
El proyecto indigenista nacionalista, subordinado al capitalismo<br />
dependiente y a<strong>la</strong> coacción del Estado centralizador de sus periferias,<br />
trata de incor porar una pob<strong>la</strong>ción indígena no integrada en su propio<br />
proyecto económico y político. Los pueblos indígenas pasan así a ser<br />
un “sector subdesarrol<strong>la</strong>do”. La “integración progresiva y armónica”<br />
que es objetivo de <strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción indigenista, es desmentida por una<br />
violenta realidad que demuestra el proceso de transformación en que<br />
los pueblos indígenas “integrados” --esas is<strong>la</strong>s improductivas aunque<br />
nadie pasa hambre en el<strong>la</strong>s”, según Suess, 1983,37- desaparecen con su<br />
propio nombre para rcencontrarse individualmente en campamentos<br />
mineros o barriadas urbanas.<br />
Los instrumentos del indigenismo oficial son <strong>la</strong>s carreteras que<br />
atraviesan los territorios indígenas; el proyecto de desarrollo minero,<br />
que estrangu<strong>la</strong> <strong>la</strong> agricultura andina y que orienta <strong>la</strong>s comunidades<br />
a <strong>la</strong> economía de mercado; y <strong>la</strong> enseñanza pública con escue<strong>la</strong>s de<br />
concentración e internados para niños aymaras, que desacreditan el<br />
“propósito de preservar <strong>la</strong>s culturas autóctonas”, definido por cada<br />
Instituto Indigenista, Nacional e Internacional.