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ALBERT EINSTEIN: NAVEGANTE SOLITARIO - Colsit

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V TS = V T - V S<br />

Lo interesante de esta última expresión es que nos dice que las velocidades relativas son la diferencia entre<br />

dos velocidades absolutas. Surge así el interés en determinar las velocidades absolutas de los cuerpos<br />

celestes y en otros casos.<br />

El punto en conexión con la discusión anterior está en que la suposición natural es que el éter se encuentra<br />

en reposo en el espacio; luego las velocidades absolutas se miden respecto del éter. Regresemos ahora a la<br />

luz. Cuando la luz viaja con una velocidad c igual a trescientos mil km/s, queremos decir que la luz viaja<br />

(se propaga) a través del éter con la velocidad c. Pero como la Tierra se mueve respecto del éter con<br />

velocidad V T, aplicando la fórmula (1) a este caso (con el cambio adecuado de algunas literales),<br />

obtendríamos que si luz y Tierra vienen al encuentro, la velocidad de la luz respecto de la Tierra sería<br />

C T´= c + V T´ (2)<br />

Si, por lo contrario, la Tierra se moviera como si se alejara del haz de luz, la velocidad de la luz que pasa<br />

sería<br />

C T" = c - V T<br />

Claro está que si la luz no llega a la Tierra en ninguna de las dos direcciones opuestas que hemos supuesto,<br />

sino que hace algún ángulo intermedio, obtendríamos algún resultado intermedio entre las dos velocidades<br />

C T´ y C T´´<br />

Pero éste es un punto de poco interés para nuestra discusión. Si ahora restamos la fórmula (3) de la (2)<br />

vemos que<br />

C T´ C T´´ = 2 V T<br />

Éste es también un resultado interesante: si medimos la velocidad con que la luz se mueve cuando viaja en<br />

la dirección contraria al movimiento de la Tierra en el espacio y le restamos la velocidad con que la luz<br />

nos llega cuando viaja en la dirección en que se mueve la Tierra, el resultado es el doble de la velocidad<br />

absoluta con que la Tierra se mueve en el espacio. ¡Luego midiendo la velocidad de la luz podemos<br />

determinar la velocidad absoluta de la Tierra en el espacio! Y conociendo la velocidad absoluta de la<br />

Tierra podremos determinar las velocidades absolutas de los cuerpos celesfes midiendo cómo ellos se<br />

mueven respecto a nosotros y aplicando una fórmula como la (1): ¡Todo un programa de trabajo para la<br />

física newtoniana!<br />

¿Y por qué no se ha llevado a cabo este interesante programa? La respuesta es simple: los primeros pasos<br />

se dieron hace cosa de cien años, cuando el físico norteamericano Albert Michelson (1852-1931) diseñó<br />

un instrumento capaz de detectar esta diferencia de velocidades de la luz (en realidad, empleando un<br />

método un poco diferente a lo expuesto, pero la idea es la misma) y con la posterior ayuda de Edward<br />

Morley (químico norteamericano, 1838-1923) se puso manos a la obra. El experimento falló y en esta falla<br />

(3)<br />

(4)

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