El Vértigo de los Aires - Asociación de escritores de México

Considero que los dispositivos que ofrecen los nuevos medios, hoy más que nunca
están generados por las necesidades de la gente. Los dispositivos materializan
los géneros y el mercado se apodera de ellos haciéndolos convenientes para su
estructura interna. Los nuevos medios ya superaron la categorización genérica tradicional;
por ello, hoy se tiende a analizar discursos, y no géneros. El mercado ya
entendió que lo que busca la gente es una mejor comunicación, y está generando
herramientas para facilitarla. La evolución de los géneros literarios se fusionan en
las nuevas posibilidades que ofrecen los medios. El enfoque, por tanto ha pasado
del género al discurso, y ha roto ya con la categorización clásica. La literatura ya
no es el discurso hegemónico, y los géneros literarios no describen los procesos
discursivos contemporáneos. Es hora de que observemos lo que está sucediendo
a nuestro alrededor.
VI.
El género es una condición de la clasificación indistintamente de su tipo: ya sea la
clasificación biológica que pretende designar la especie humana entre lo femenino
y lo masculino, o la taxonomía que divide a las obras literarias según su forma y
contenido. Parece ser que mientras la tendencia de la modernidad fue clasificar y
generar teorías universales, los movimientos posteriores procuran des-generizar,
des-generalizar. En los márgenes de la categorización binaria del ser o no ser, y
en el marco del estado del arte de los estudios epistolares y de las investigaciones
sobre el imaginario femenino, se encontró que las últimas respuestas señalan los
límites de estas categorías.
Si es cierto que a partir de un estado del arte es posible la ubicación actual de la
investigación literaria, podríamos concluir que se avecina un momento ambiguo
pero ciertamente capaz de sorprender a los relatos dominantes. Estos estudios
solo confirman la hasta hace poco escasa investigación literaria existente sobre los
géneros primarios como el epistolar, lo cual sucedió al haber sido considerado un
género femenino, subjetivo y de poco valor a raíz del auge estructuralista que hasta
la década de los sesentas abogaba por un enfoque estricto, donde lo privado era
considerado como un género poco literario. Sin embargo, como bien apunta Beatriz
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