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El domingo.pdf - Editorial Sal Terrae

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14 EL DOMINGO, FIESTA DEL ENCUENTRO<br />

En la cultura griega antigua, el trabajo era considerado<br />

una cosa humillante, una actividad que correspondía a los<br />

esclavos. Se pensaba que un hombre era libre si era libre del<br />

trabajo manual y podía dedicarse a las actividades intelectuales,<br />

a la política o a las actividades militares.<br />

Para la Biblia no es así. «Seis días trabajarás y harás<br />

todos tus trabajos» (Ex 20,9). <strong>El</strong> trabajo no es una condena.<br />

<strong>El</strong> esfuerzo no degrada. Hay que poner de relieve la dignidad<br />

y la nobleza del trabajo.<br />

Según una tradición judía, Adán sólo se habría conformado<br />

con su destino cuando Dios le comunicó que tendría<br />

la posibilidad de trabajar. Por lo cual el trabajo –incluido el<br />

trabajo manual– es una prerrogativa del hombre libre y dotado<br />

de genio creativo: «<strong>El</strong> trabajo es una cosa grande porque<br />

honra a quien lo hace» (Talmud de Babilonia).<br />

No habría Sábado si no hubiera trabajo. <strong>El</strong> valor del<br />

Sábado depende del valor que se da al trabajo.<br />

No obstante, el trabajo no lo es todo. Puede hacernos libres,<br />

pero puede convertirse también en una esclavitud. <strong>El</strong><br />

hombre que, imitando a su Creador, consigue dejar de trabajar,<br />

imponerse un límite, es verdaderamente libre.<br />

<strong>El</strong> hombre colabora en la obra de la creación (cuya continuación<br />

se confía justamente a sus manos laboriosas y,<br />

claro está, a su inteligencia) no sólo cuando trabaja, sino<br />

también cuando deja de trabajar, deja de producir, y pone<br />

sus energías al servicio de otra cosa, asume otros deberes.<br />

La inactividad, paradójicamente, constituye un homenaje<br />

al Creador. Por lo demás, es la interrupción, la «cesación»,<br />

lo que da un sentido al trabajo.<br />

<strong>El</strong> hombre es «más» que su trabajo, que su «hacer», que<br />

sus obras. <strong>El</strong> hombre es «más» que su profesión, que el oficio<br />

que desempeña, que el papel que interpreta en la sociedad.<br />

<strong>El</strong> valor de una persona no se calcula por su capacidad<br />

de hacer, de producir, por su eficiencia. <strong>El</strong> crecimiento de<br />

un individuo no se sitúa en la línea del hacer, sino en la del

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