El domingo.pdf - Editorial Sal Terrae

Y DIOS CREÓ EL DESCANSO
Hay otro hermoso relato judío, obra de Rabbí Simón
ben Yojay: «Cuando se concluyó la obra de la creación, el
Séptimo Día se lamentó: “Señor del universo, todo lo que
has creado lo has hecho en parejas: a cada día de la Semana
le has concedido un compañero: el domingo tiene el lunes,
el martes tiene el miércoles, el jueves tiene el viernes; sólo
yo me he quedado solo”. Y Dios le respondió: “La comunidad
de Israel será tu compañero”» (Génesis Rabbá XI,8).
Además, también en la dispersión consiguió Israel conservar
su propia identidad, evitar la asimilación, sobre todo
gracias a la práctica del Sábado. Por eso podría afirmarse
que «no fue propiamente Israel quien custodió el Sábado,
sino que el Sábado custodió a Israel» (Achad Ha-am –«uno
del pueblo»–, pseudónimo de Asher H. Ginzberg).
Los estudiosos debaten si el Sábado es una invención
específicamente judía o si, por el contrario, se deriva de
otros pueblos y de otras culturas. Se menciona particularmente
la civilización babilónica y se habla de festividades
ligadas a los ciclos astronómicos y lunares, y más propiamente
al novilunio (neomenia) 13 . Se citan los días «fastos y
nefastos» de las creencias romanas.
Sin adentrarnos en estas complejas cuestiones de carácter
histórico, sí podemos afirmar que Israel celebra y propone
un Sábado absolutamente nuevo. De hecho, las motivaciones
son diferentes, pues no se hace referencia a las fases
lunares, sino al Dios creador y al Dios liberador.
Si admitimos que Israel «copió» el Sábado de otros, hemos
de reconocer que lo reinterpretó y elaboró de una forma
completamente original, que hizo de él una construcción
inédita y le imprimió unas características peculiares.
13. Hay un eco de ello, en clave polémica, en diferentes pasajes bíblicos;
por ejemplo: Am 8,5; Os 2,11; Is 1,13; 2 Re 4,23.
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