40.qxd 8/12/<strong>2004</strong> 10:11 AM Page 22 PAGINA 22 | POLÉMICAS EN TORNO A LA CRÍTICA una etapa en don<strong>de</strong> los artistas también puedan organizar muestras, “como ha sido común en la historia <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los salones <strong>de</strong> rechazados”, y que <strong>de</strong>sarrollen la crítica para sacar los “paréntesis” que <strong>de</strong>tienen la “compulsividad natural” <strong>de</strong> los movimientos artísticos. Aquellos que escriben crítica apuntan que existen claras diferencias en cuanto al medio en que se <strong>de</strong>sarrolla la actividad. Para Barreda la mejor manera <strong>de</strong> ejercer la crítica es a través <strong>de</strong>l libro ya que cuenta con condiciones atractivas tanto <strong>de</strong> circulación como <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> realizar una tarea que sea un paso “<strong>de</strong> la crítica a la teoría estética”. Reconoce que en los medios masivos el crítico soporta las presiones <strong>de</strong> la “industria” pero que en general en las páginas culturales se pue<strong>de</strong>n encontrar buenas críticas que cumplen una especie <strong>de</strong> “invitación” al conocimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminada obra y ambiente cultural. En el diario Arteaga afirma que apunta en los artículos a que el contacto con la obra sea lo más frontal posible, sin mediaciones, ya que con un lectorado <strong>de</strong> un millón <strong>de</strong> personas “no puedo explicarle en tres columnas, sin las implicancias <strong>de</strong> un lenguaje elevado, qué es el ready ma<strong>de</strong> o el dadá”. Por eso está satisfecha con la experiencia que se lleva a cabo en la revista dominical <strong>de</strong>l diario en don<strong>de</strong> un artista analiza una obra a partir <strong>de</strong> una mirada más biográfica que erudita. “Es una sección en la que una personalidad, muchas veces otro artista, cuenta un cuadro y no tiene el valor <strong>de</strong> una interpretación o <strong>de</strong> una crítica. Es por ejemplo Gramajo Gutiérrez contado por Distéfano. Ahí nadie habla <strong>de</strong> provincianismo, ni <strong>de</strong> conceptual, ni <strong>de</strong> posmo<strong>de</strong>rno”, informa la periodista. El objeto, subraya, es presentar una posición didáctica, “pese a que suene asqueroso”, confiesa, y <strong>de</strong>smitificar la veta elíptica, y por en<strong>de</strong> elitista, <strong>de</strong>l arte con un lenguaje llano en una opción que tiene un antece<strong>de</strong>nte en la polémica entre Bau<strong>de</strong>laire, que abogaba por una crítica “entendible”, y la escuela “aristocratizante” <strong>de</strong> Gautier y los románticos, impulsores <strong>de</strong> los criterios <strong>de</strong> potencia basados en la subjetividad. Las opiniones giran en torno a superar <strong>de</strong> una vez por todas las facilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los criterios <strong>de</strong> semejanza, <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología, historicistas y <strong>de</strong> la técnica, que han sostenido la crítica durante siglos, y arrojarse <strong>de</strong> una vez por todas hacia lo fantasmal <strong>de</strong> la obra, como quería Rembrandt. Ya sea <strong>de</strong> manera narrativa como aboga Artaega, “no más intérpretes sagrados en al arte” o como “animadores culturales” dispuestos a abrir el pensamiento, en palabras <strong>de</strong> Noé, la crítica se les presenta rumbo a un punto <strong>de</strong> quiebre. O sea queda en lo formal y en los gustos <strong>de</strong> la opinión pública, suma Barreda, o intenta romper el andamiaje <strong>de</strong> todas sus hipótesis <strong>de</strong> ventura para pesquizar la no dialéctica obra/contexto. “Es obvio que un crítico tiene que aprehen<strong>de</strong>r muy bien las energías que están pasando. El verda<strong>de</strong>ro crítico <strong>de</strong>be compartir las fuerzas <strong>de</strong>l momento histórico sin ataduras intelectuales ni compromisos materiales. Una buena crítica compren<strong>de</strong> que en la época <strong>de</strong> Malevich era necesario pintar un cuadro negro sobre un fondo blanco y allí reconocer el contexto <strong>de</strong> la obra y el éter que circula entre artistas y espectadores”, enfatiza Vecino. Un horizonte alumbrado en las opiniones por una crítica que no sólo <strong>de</strong>svela sino que también vela un instante <strong>de</strong> encuentro y tolerancia entre mundos y realida<strong>de</strong>s.
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