Directrices OIMT/UICN para la conservación y utilización sostenible ...

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El Centro Internacional de Iwokrama para la Conservación y Desarrollo de
la Selva Tropical
El Centro de Iwokrama se creó como modelo para abordar la conservación y la utilización sostenible
de las selvas tropicales de todo el mundo. El Bosque de Iwokrama cubre una extensión de 360.000
hectáreas en el centro de Guyana, en el límite con los humedales de Rupununi. La Ley de Iwokrama
de 1996 estipula que el objetivo de esta iniciativa es: “...demostrar que las selvas tropicales pueden
mantener su diversidad biológica a la vez que sustentan la actividad económica”.
El bosque está situado a aproximadamente 345 km al sur de Georgetown en la serranía central de
Guyana. Comprende alrededor del 2% de la cuenca del Río Essequibo, que, junto con todos sus
afluentes, drena cerca del 80% del territorio de Guyana. Aproximadamente el 75% del área (en el
norte) se puede describir como bosque tropical húmedo, mientras que el restante 25% (en el sur) se
clasifica como bosque tropical seco.
La ecología de la región de Guayana es especial por diversas razones. La baja disponibilidad de nutrientes
produce un lento crecimiento de la vegetación y lentas tasas de recuperación. Las semillas de muchas
especies maderables del Escudo de Guayana son dispersadas por animales: un análisis de 172 especies
maderables reveló que el 51% de las semillas eran dispersadas por mamíferos y el 21% por aves.
La explotación forestal en el Bosque de Iwokrama se lleva a cabo siguiendo normas estrictas. Se basa
en una planificación detallada de las operaciones en la cual han participado muchos biólogos tras
trabajar en el bosque y también con las comunidades locales. La biodiversidad del Bosque de Iwokrama
tal vez sea la mejor documentada de todos los bosques tropicales de producción del mundo.
Se aplican técnicas de extracción de impacto reducido y se realizan esfuerzos para seguir tanto las
directrices de la Comisión Forestal de Guyana como los principios y criterios del FSC. Existe un
consenso general con respecto a que la explotación forestal que está teniendo lugar actualmente no
constituye una amenaza importante para la biodiversidad de Iwokrama. No obstante, se plantean
ciertos aspectos que son causa de preocupación:
• la pérdida de nutrientes causada por el arrastre de troncos enteros. Los ecosistemas de Iwokrama
tienen un contenido limitado de nutrientes, de modo que cualquier pérdida adicional puede
ocasionar cambios en la composición de especies y reducir la productividad;
• para concretar mejoras específicas en materia de conservación se necesitaría una identificación
más clara de los sitios clave de biodiversidad o las relaciones de las especies, y esto, a su vez, requeriría
estudios ecológicos incluso más intensos que los que ya se han realizado (sin embargo, la mayor
parte de las especies de animales mayores son generalistas desde el punto de vista ecológico y los
impactos de este tipo de explotación de bajo nivel y largo ciclo probablemente sean limitados);
• no se sabe si el ruido producido por las actividades de explotación forestal afecta el comportamiento
de algunas especies (por ejemplo, sus patrones de anidamiento y reproducción); y
• no se cuenta con suficiente información sobre el impacto de los caminos y trochas de arrastre en
el movimiento e interacción de la fauna silvestre.
Las amenazas más evidentes contra la biodiversidad del área no están relacionadas con la explotación
forestal. Tradicionalmente, las comunidades locales han empleado prácticas para impedir la
sobreexplotación del recurso, por ejemplo, el descortezado de sólo una parte del árbol, o el
envenenamiento de las aguas (para la pesca) sólo una vez al año o incluso menos. Sin embargo, existe
la preocupación de que estas precauciones tradicionales se estén abandonando.
Ciertas especies tales como las tortugas de agua dulce y arapaimas (peces de gran tamaño) se han
recolectado casi al punto de su extinción, mientras que algunas especies de guacamayos, loros,
pericos y peces de acuario han sido sobreexplotadas para el comercio de animales domésticos. En
algunos lugares, el envenenamiento de peces se utiliza con demasiada frecuencia y los incendios de
sabanas se han tornado más comunes, con las consiguientes repercusiones en los márgenes del bosque.