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«Necesidad, determinismo y libertad: estudios de filosofía de la naturaleza»<br />

retraerse, según lo atraiga la esperanza de un mayor bien o lo aleje el miedo de un mal<br />

mayor? (Hobbes 1654, pp. 136-137 de la vers. españ.).<br />

La cuestión aquí suscitada es algo más profundo: me pregunto si uno realmente<br />

quiere lo que quiere (“libertad de querer”), si el origen del querer es mío o es un efecto<br />

de las leyes de la naturaleza; si hay un “ego” separado de la naturaleza o somos títeres<br />

de la misma. Esta cuestión tiene una solución menos trivial y es el tema al que se<br />

refieren muchos filósofos clásicos cuando debaten acerca de la libertad; Hobbes (1654),<br />

Spinoza (1677) o Schopenhauer (1841) son ejemplos a destacar. Quien pretenda<br />

quedarse en una visión superficial, ingenua, quien pretenda ver las “apariencias”, que se<br />

dé por satisfecho con esa “medio verdad-medio mentira” encontrada de la libertad de<br />

hacer. Ahora bien, quien pretenda aproximarse a la verdad lo máximo que puede<br />

alcanzar el intelecto humano actualmente, quien quiera comprender los mecanismos<br />

ocultos que se hallan tras las apariencias, quien conciba la filosofía como una<br />

profundización exhaustiva de las cosas, entonces verá que el problema por el que<br />

merece la pena preocuparse es el de la “libertad de querer”. Hay quien piensa que los<br />

Reyes Magos de Oriente traen juguetes a los niños, y se queda con esa “medio verdadmedio<br />

mentira”, que no es una verdad completa hasta que no se tenga claro que son los<br />

padres de los niños los que traen los juguetes haciéndose pasar por los Reyes Magos.<br />

Del mismo modo, hay quien piensa que la autoconciencia nos trae el regalo de la<br />

elección libre, pero no es cierto del todo; realmente, es la naturaleza que se ha<br />

disfrazado de autoconciencia la que está eligiendo. Los regalos se pueden disfrutar<br />

igualmente, provengan de donde provengan, pero en el segundo caso nos convertimos<br />

en adultos que han superado viejos residuos mitológicos.<br />

Muchos autores modernos pueden considerar esta noción de libertad un tanto<br />

caduca, propia del idealismo alemán y ajena a la filosofía actual. Sin embargo, me<br />

parece a mí que no se le puede restar importancia a la influencia que sobre la filosofía<br />

actual tiene Kant y seguidores en el tema del libre albedrío. Y no es suficiente con decir<br />

que el concepto dado de libertad es propio de idealistas. Bajo mi punto de vista, es un<br />

concepto claro y que quiere expresar algo no inmediato, por contra a lo que es la<br />

“libertad de hacer”. Me parecería propio que se criticase esta definición de libertad<br />

ligado al concepto de sujeto trascendental si a cambio se diese otra definición clara que<br />

expresase qué es una volición libre, y no se líe y relíe la cuestión hasta que no se sepa de<br />

qué va, tal y como dice Schopenhauer en:<br />

La pregunta por la libertad de la voluntad es realmente una piedra de toque sobre la que<br />

se pueden distinguir los espíritus que piensan profundamente de los superficiales, o bien<br />

un hito donde ambos se separan, al afirmar los primeros en su totalidad el necesario<br />

producirse de la acción con un carácter y motivo dados, mientras que los últimos<br />

mantienen junto con la gran masa la libertad de la voluntad. Luego hay todavía una<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año IV, ext., 27 (agosto 2009). http://www.revistadefilosofia.org 67

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