09.09.2014 Views

HERCULES

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

AZA<br />

ontse N. Rios<br />

Mi hija me ha sido arrebatada para ofrecerla<br />

al dios como esclava, y como ella,<br />

muchas otras comparten su suerte. ¡¿Te<br />

quedarás impasible ante nuestro sufrimiento?!<br />

¡¿No harás nada para detener<br />

esta locura?! ¡El mundo grita pidiendo<br />

ayuda y los dioses antiguos lo ignoráis!<br />

¡Tus propias hijas han sido diezmadas y<br />

convertidas en objetos, en trozos de carne<br />

sin alma! ¡Somos todo lo que queda de tu<br />

culto Artemisa! ¿De verdad no te importa?<br />

Si es así, mátame, mátame ahora antes de<br />

ver nacer un nuevo día, mátame pues no<br />

quiero seguir viviendo sin esperanza. —La<br />

anciana abrió su túnica para dejar expuesto<br />

su pecho. Amargas lágrimas resbalaron<br />

por los surcos de su rostro.<br />

Artemisa la contemplo, las contempló a<br />

todas. Su mirada penetró en sus mentes,<br />

escarbó entre sus recuerdos y se empapó<br />

de sus emociones. La anciana no mentía,<br />

el mundo se había ido a la mierda.<br />

—Decidme, ¿cuál es el nombre del<br />

dios al que debo dar caza? —Las mujeres<br />

sonrieron satisfechas.<br />

—El Patriarca —dijeron al unísono.<br />

La superficie de la Tierra había cambiado<br />

mucho. Donde otrora el verde gobernaba<br />

el horizonte, ahora el gris del hormigón era<br />

el amo indiscutible del paisaje. Los desiertos<br />

habían ganado terreno a los bosques,<br />

venas negras de asfalto surcaban las praderas<br />

agostadas, los mares rezumaban inmundicias<br />

de muy diversas índoles, nubes<br />

tóxicas acorazaban las populosas urbes<br />

y millones de cables mantenían atrapado<br />

en sus redes a un planeta moribundo.<br />

Los humanos también habían sufrido una<br />

perversa metamorfosis. Cuando Artemisa<br />

gobernaba junto a los de su estirpe, los<br />

humanos ya habían mostrado su carácter<br />

destructivo, su afán de dominación y la<br />

depravación de sus instintos. Sin embargo,<br />

la bondad, el honor, la creatividad y<br />

la justicia también formaban parte intrínseca<br />

de sus corazones. Las personas que<br />

poblaban aquel mundo devastado habían<br />

perdido lo que las había hecho tan excepcionales,<br />

eran simples carcasas de carne y<br />

hueso con almas quebradas y miradas vidriosas.<br />

Aquellas que todavía poseían algo<br />

del espíritu humano original sufrían la desesperación<br />

de vivir en un mundo que no<br />

les pertenecía, que no contaba con ellas,<br />

que deseaba exprimir todo lo bueno y puro<br />

que albergaban. Y todo por culpa de un<br />

dios que se había erigido como gobernante<br />

supremo de los designios de los mortales,<br />

que controlaba todos y cada uno de<br />

los aspectos de sus breves vidas para su<br />

propio beneficio. El Patriarca debía morir.<br />

Artemisa no sabía lo mucho que le importaba<br />

la humanidad hasta que había contemplado<br />

con sus propios ojos el destino<br />

al que se había visto abocada. Su pecho<br />

rebosó de rabia y tristeza. Aquel pérfido<br />

dios pagaría por sus actos.<br />

La diosa había vestido su cuerpo con una<br />

túnica negra confeccionada por ella misma<br />

con la oscuridad del cielo nocturno. Con<br />

ella pensaba pasar desapercibida mientras<br />

rastreaba a su presa. También había<br />

fabricado un arco con roca lunar, madera<br />

del manzano ancestral con cuyas frutas se<br />

elaboraba la ambrosía, los tendones de un<br />

oso milenario que había ofrecido su vida<br />

por ella y el aliento de una Furia dormida.<br />

Las flechas las había obtenido del corazón

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!