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una última explosión de talento.<br />
“Para mi, el único sentido de hacer una<br />
película, es contar una historia y no mostrar<br />
simplemente una serie de efectos especiales,<br />
en este sentido, las criaturas que<br />
diseñábamos también actuaban, y debían<br />
mostrar emociones”<br />
La cuestión, para estas conclusiones finales<br />
sobre el maestro Harryhausen, queda<br />
casi exclusivamente reservada para el<br />
impacto que su obra ha generado en el<br />
mundo del Séptimo Arte, un legado cuyo<br />
alcance es mayor de lo que muchos podrían<br />
llegar a calcular, y que extiende sus<br />
tentáculos prácticamente a todos los ámbitos<br />
del cine moderno, contando su presencia<br />
en producciones capitales, de esas<br />
llamadas a ocupar un espacio privilegiado<br />
en prácticamente cualquier videoteca planetaria<br />
que se precie.<br />
Como avanzábamos al inicio, la corriente<br />
digital moderna acabó con las formas<br />
técnicas ancestrales de manera progresiva,<br />
y hasta los mejores artesanos comenzaron<br />
a combinar ambos estilos, dejando<br />
pocos excepciones que poder emparentar<br />
en el cine contemporáneo, así, homenajes<br />
como el de “El Ejercito de las Tinieblas”<br />
(1992) de Sam Raimi, las primeras<br />
películas de Peter Jackson, o los films de<br />
Tim Burton, que siguen empleando el stop<br />
motion como base, ya sea en películas<br />
animadas como “Frankeenweenie”(2012),<br />
pasando por los platillos volantes de “Mars<br />
Attacks!” (1997), o en enormes piezas<br />
sobradas de grandeza como “Ed Wood”<br />
(1995), son de los pocos ejemplos validos<br />
que poder referenciar al respecto.<br />
Llegamos así al final del recorrido, es el<br />
comienzo de la década prodigiosa para<br />
nuestra generación, y los efectos especiales<br />
han evolucionado por otra vía, ya<br />
no parece haber sitio para dinosaurios del<br />
tamaño de Harryhausen, que con “FURIA<br />
DE TITANES” (1981), da el ultimo coletazo<br />
a treinta años de trabajo ininterrumpido y<br />
deslumbrante, en el marco idealizado de<br />
la mitología griega, crisol de inestimable<br />
libertad creativa donde poder realizar el<br />
ejercicio de dar vida a criaturas tan soñadas<br />
como la temible Gorgona Medusa,<br />
rememorando, con menos vistosidad pero<br />
con gran voluntad, el título de mayor gloria<br />
de su filmografia, ese viaje de Jasón y<br />
sus Argonautas.<br />
Por otro lado, resulta imposible obviar<br />
el detallazo que se marcan los chicos de<br />
Pixar en “Monstruos S.A.” (2001), donde<br />
Celia, novia de Mike Wazowski, uno de<br />
los dos protagonistas principales, es una<br />
medusa, y se cita con su chico en el “Harryhausen’s”,<br />
el local de moda en la ciudad<br />
de los monstruos. Pura delicia.<br />
Aunque quizá el mejor homenaje posible<br />
viene directamente del respeto que muestran<br />
grandes cineastas consagrados como<br />
Steven Spielberg o James Cameron, y que<br />
dejan bastante claro que sin Harryhausen,<br />
es seguro que los Parques Jurásicos o la<br />
propia Avatar, no hubieran sido posibles<br />
tal y como los conocemos.