28.10.2014 Views

El Quijote entre nosotros - Sinabi

El Quijote entre nosotros - Sinabi

El Quijote entre nosotros - Sinabi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Guido Sáenz, Venid acá, compañero, mío y amigo mío y conllevador de mis trabajos y miserias<br />

Guido Sáenz recuerda que González Feo quería los<br />

mosaicos en color, “muy vistosos y atractivos”, porque deseaba<br />

“hacerle “propaganda” al <strong>Quijote</strong>”. Este es el origen de los seis<br />

cuadros de la tapia y dos más grandes para el jardín interior,<br />

“que ahí están, bien conservados pese al paso de los años (más<br />

de cuarenta). La gente efectivamente se detiene en la acera a<br />

contemplarlos y a leer los textos de Cervantes”, agrega el autor.<br />

Lo que podemos apuntar los ciudadanos por el<br />

atrevimiento de colorear los grabados en blanco y negro de<br />

Doré, no es más que gratitud por tan colorido cerramiento<br />

para la casa número 757 de nuestro viejo San José. Tapiado<br />

doméstico como es, completa el conjunto del paño exterior un<br />

pórtico no del todo definible en su lenguaje o estilística, que a<br />

modo de tímpano en su arco de medio punto, muestra una<br />

alada labor en madera donde se lee contundente: “Don <strong>Quijote</strong><br />

de la Mancha, libro cumbre del idioma español y la más alta<br />

creación literaria de la humana inteligencia”: son las palabras de<br />

González Feo en el año 1965 que la fecha, hombre del<br />

Renacimiento en pleno josefino siglo XX.<br />

Complementando la doble hoja de la elegante puerta<br />

de madera y su enrejada mirilla de metal en la izquierda,<br />

decorando las columnas que flanquean a dicho umbral señorial,<br />

una serie de cinco pequeños mosaicos a cada lado continúan el<br />

tema literario y sus escenas, mas sin texto alguno. Estos, de<br />

inferior calidad, no son de Guido Sáenz. Caracterizado por un<br />

compleja técnica, el trabajo sobre azulejos cerámicos requiere<br />

destreza y oficio, de “trabajo lento, agotador pero apasionante”.<br />

Una vez tras el muro que impide ver la morada del<br />

iniciado cervantino, el sortilegio del azulejo esmaltado y cocido<br />

continúa en el jardín sobre la extensión norte de la misma tapia.<br />

Una de las ilustraciones-mural, en un patio interior de la casa,<br />

mide un metro ochenta por dos metros veinticinco. Para poder<br />

conseguir tal superficie fue necesario unir más de doscientos<br />

cincuenta azulejos, “un gran lienzo”, que se instaló sobre un<br />

caballete hecho para tal propósito. La escena recuerda cuando<br />

el Caballero Andante tienta a Sancho para que le acompañe en<br />

sus aventuras: “tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que<br />

el pobre villano se determinó de salirse con el y servirle de<br />

escudero”.<br />

Aunque impresionante por sus dimensiones, ese<br />

mosaico no es el único que asombrados villanos podemos<br />

mirar en el patio íntimo y acogedor de la casa del ciudadano<br />

González Feo: le acompañan tres más, monocromos y de más<br />

modestas dimensiones –rondan rondan los sesenta y seis por<br />

ochenta y ocho centímetros–; de tonos sepias, uno igualmente<br />

es de Guido Sáenz, mientras los otros dos no en balde son del<br />

mencionado Francisco Ulloa Báez. Confundibles en su calidad<br />

si no se miran bien fechas y firmas, todos se basan en la<br />

inmortal obra gráfica de Doré.<br />

Parte ineludible del paisaje urbano de San José, gracias a<br />

su humanista vecino no hace falta a sus habitantes emprender<br />

tan luengo periplo para empaparse de la inmortal obra literaria<br />

aquella: basta recorrer atentamente y con calma los<br />

longitudinales veinticuatro y medio metros de frente continuo<br />

y amable en su escala urbana de esta ingeniosa tapia, para<br />

quedar como el romántico francés, parciales dueños en<br />

misterio, en realidad, en poesía, en fantasía, del espíritu de un<br />

libro que bien podría describirnos a todos los costarricenses<br />

locos de atar, y a todos descubrirnos lúcidas letras en el texto<br />

que es nuestra ciudad capital.<br />

Es cuestión de tomarnos la molestia urbana y darnos el<br />

gusto humano de ir al Barrio Amón en busca de ese patrimonial<br />

monumento histórico arquitectónico, donde la locura<br />

ciudadana y la lucidez estética se hermanan, para el placer local<br />

de tener <strong>entre</strong> <strong>nosotros</strong> también, aquí en San José, nada menos<br />

que al Caballero de la Triste Figura... aunque don Miguel de<br />

Cervantes jamás cruzara la mar océano ni llegara nunca a<br />

“Tiquicia”, y menos aún cabalgando en rocinante alguno. Vale.<br />

Andrés Fernández<br />

(1967)<br />

198<br />

199

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!