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Divagaciones sobre don Miguel de Cervantes y Don <strong>Quijote</strong> de la Mancha<br />
(Fragmento)<br />
[…]<br />
¿Quién, en el mundo de las letras, puede, no digo superar,<br />
siquiera igualar a Cervantes en el arte de la narración? No<br />
pondero el altísimo vuelo de su imaginación, porque repito que<br />
esto es ya un tópico. No pondero la ternura, el sentir, la viva y<br />
auténtica humanidad con que este autor afronta y resuelve los<br />
conflictos. No repetiré que para parangonar a Cervantes hay<br />
que remontarse a Shakespeare u Homero, lo que digo es que,<br />
con o sin prosodia, con o sin sintaxis, atropellando o<br />
enalteciendo la gramática, en todo caso consagra<br />
solemnemente el castellano como una lengua vital de sin par<br />
riqueza y elegancia. Nadie tiene ni tendrá su “oficio” como<br />
escritor. Su minuciosidad encanta, su intervención convence, su<br />
adivinación y conocimiento y sabiduría nos mantienen<br />
arrobados y suspensos. De todos los héroes de la literatura<br />
universal, absolutamente todos, ¿quién es el más destacado?<br />
¿Quién deja un rastro más indeleble? ¿Quién se impone más a<br />
nuestro recuerdo, nuestro respeto y nuestro amor? […]<br />
Se dice y repite, sobre todo por la crítica extranjera, que<br />
Cervantes fue cruel con su héroe, que le subestimó, que le<br />
faltaba al respeto y que don <strong>Quijote</strong> es tan grande, tan<br />
excelso, tan hecho a imagen de la divinidad, que las burlas se<br />
vuelven contra don Miguel y que las cañas se convierten en<br />
lanzas. […]<br />
Don <strong>Quijote</strong> vivió su vida anterior a sus salidas aventureras,<br />
encerrado en su “cuarto de libros”, soñando con un mundo<br />
de milagro. Al salir al otro mundo, al real, de bellacos y<br />
burlistas, acaba de comprender que todo no es más que un<br />
inmenso retablo de marionetas, de los títeres de Maese<br />
Pedro, de actores buenos o pésimos, y como él no puede ser<br />
actor sino autor, y como no podrá entrarle a golpes de<br />
mandoble al sucio tinglado, se vuelve cada día más triste, más<br />
solitario, más abstraído.<br />
Mario González Feo<br />
(1889-1969)<br />
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