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I II III IV!!!!!!!!!!!<br />
[Recuerdos]<br />
Así era don Joaquín. Cuando había que hacer una tarea,<br />
decía:<br />
—No me vengan a repetir aquí lo que dijo Unamuno<br />
sobre <strong>El</strong> <strong>Quijote</strong>, ni lo que dijo éste o el otro.Así como don Miguel<br />
de Unamuno se asomó a <strong>El</strong> <strong>Quijote</strong> y vio al <strong>Quijote</strong>, así asómense<br />
ustedes también, a ver qué les gusta o no, qué les interesó y<br />
pregunten si no entienden.<br />
Anoche me puse a leer un pasaje de <strong>El</strong> <strong>Quijote</strong>. De cuando<br />
en cuando lo agarro; es de morirse de risa. ¡Es que es formidable!<br />
¡Qué obra más maravillosa! Es el cuento aquel de cuando está en<br />
la casa de los duques y el duque y la duquesa le preparan una<br />
cacería a todo meter, con monteros y esto y lo otro. ¡Y don<br />
<strong>Quijote</strong>, feliz! Anochece y se oyen ruidos y pólvora que disparan<br />
y gritos, y a Sancho Panza se le pone la piel eriza del miedo. Llega<br />
un carro, rodando, tirado por cuatro bueyes. En el carro venía un<br />
trono y en el trono un personaje rarísimo que pregunta:<br />
—¿Quién es don <strong>Quijote</strong>?<br />
<strong>El</strong> personaje es el diablo, que viene enviado por el sabio<br />
Merlín para decirles cómo es que tienen que desencantar a<br />
Dulcinea.<br />
—Yo soy, dice don <strong>Quijote</strong>, –pero usted no debe ser muy<br />
diablo porque si fuese verdadero diablo debería saber quién es<br />
don <strong>Quijote</strong>.<br />
Y dice Sancho Panza:<br />
—Dijo además que juraba por su conciencia y los diablos<br />
no la tienen.<br />
De pronto aparece un carro en que viene un personaje<br />
todo vestido de blanco y en el trono una mujer medio vestida de<br />
blanco y que con una voz cavernosa dice no sé qué historias y es<br />
la muerte.<br />
Cada carro tiene su trono y los que vienen en estos dicen<br />
él es Fulano de Tal y el otro es Fulano de no sé qué, hasta que<br />
pasan todos.<br />
Es curiosísimo que Cervantes ponga las cosas de los<br />
títeres, del folclore popular, la muerte y el diablo.<br />
¿Y quién es el otro personaje? Este se quita un poco los<br />
velos: es Dulcinea. Pero es un hombre porque dice que cuando<br />
habla lo hace con una voz “poco femenina”. Ese pasaje es<br />
titiritesco. Dice que el encantamiento se terminará si se le dan<br />
trescientos azotes a Sancho Panza, en las nalgas.Y dice Sancho:<br />
—¿Qué tengo yo que ver y qué tienen que ver mis nalgas<br />
con los encantamientos?<br />
Don <strong>Quijote</strong> se pone furioso y dice:<br />
—Pues te voy a agarrar y te voy a desnudar amarrado a<br />
un árbol para darte los azotes.<br />
Y el personaje dice:<br />
—No, tampoco puede ser así.Tiene que ser de voluntad<br />
del propio Sancho y cuando él quiera y los azotes que él quiera.<br />
Y dice Sancho:<br />
—¿Quién lleva la cuenta?<br />
Es una situación de comicidad formidable.<br />
<strong>El</strong> que hace de Dulcinea le dice a Sancho que es un mal<br />
cristiano, un animal, un esto, un el otro… (Le da una insultada de<br />
toditos los diablos).Y dice Sancho Panza:<br />
—¡Buena manera de pedirle a uno que haga el sacrificio,<br />
llamándolo estúpido, animal y esas cosas!<br />
Yo gozaba mucho cuando tenía que dar literatura<br />
española; había aquello del examen de bachillerato, que era una<br />
ceremonia estúpida. Exigían leer <strong>El</strong> <strong>Quijote</strong> y, claro, siempre los<br />
muchachos se quejaban, pues había que leerlo de pasta a pasta,<br />
pues eso es lo que dice el Programa y no quedaba más remedio.<br />
—¿Han oído que el tal <strong>Quijote</strong> es un viejo loco que sólo<br />
tonterías hace? Bueno, sí, es así, pero ¿qué vamos a hacer? ¿A<br />
ustedes les gustan las novelas? ¿Quieren oír una muy interesante?<br />
Yo me ponía a contarla: que había dos amigos que tal y cual y que<br />
uno se casó y quería probar si su esposa le era fiel y todo eso.Y,<br />
¡felices los muchachos! ¿Dónde está esa novela? En ese libro tan<br />
aburrido que se llama <strong>El</strong> <strong>Quijote</strong>.<br />
Yo tuve de alumno a un muchacho Volio. ¡Vagabundo<br />
como él solo! De esos que no estudian nunca. Y es que, claro,<br />
tenía carro y cuando salíamos, a las diez, se llevaba a los amigos y<br />
se iban a parrandear y… bueno.<br />
—Te vas a quedar porque no te voy a pasar. Es quinto año<br />
y no estudiás nada.<br />
—Profesor, es que ponerse uno a leer...<br />
—¡No hay más remedio! Voy a darte una oportunidad<br />
más y, la próxima vez la clase es tal y voy a hacerte una serie de<br />
preguntas sobre <strong>El</strong> <strong>Quijote</strong> y, si quedás bien, pues te paso...<br />
—Sí, sí, profesor. Pues voy a ponerme a leer.<br />
Bueno, y llega y:<br />
—A ver,Volio:<br />
—¿Cuántas salidas dice Cervantes que hizo el <strong>Quijote</strong>?<br />
—¡Cuatro!<br />
—Ya empezaste mal: ¡son tres!<br />
—No, profesor, son cuatro.<br />
—Leíste mal entonces, pues son tres.<br />
—Bueno, profesor, hagamos una cosa: ¿usted me pone<br />
diez si le digo cuál es la cuarta?<br />
—¡Claro que sí! A ver, ¿cuál es?<br />
—La más importante: ¡cuando se fue para el otro mundo,<br />
cuando se murió!<br />
Le puse el diez. ¡Ni a Unamuno se le había ocurrido! Era<br />
la salida, más importante: la del otro mundo.<br />
<strong>El</strong> <strong>Quijote</strong> está lleno de ironías: Sancho estaba fascinado<br />
porque lo iban a hacer gobernador de la ínsula, y más loco que<br />
don <strong>Quijote</strong>.<br />
—Bueno, dice Sancho, —¿y me puedo llevar el burrito?<br />
Y la Duquesa:<br />
—Pues, sí, sí, claro.<br />
Y contesta Sancho:<br />
—Pues hace bien en darme ese permiso porque yo he<br />
visto que muchos gobernantes no sólo se llevan uno sino hasta tres.<br />
Carlos Luis Sáenz<br />
(1899-1983)<br />
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