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¿Quiénes somos?
Dramatizando un poco: somos polvo de estrellas, animados por rayos del Sol y por
calor proveniente de las profundidades de la Tierra. Compartimos esta identidad con
el resto de los seres vivos. Cinco mil años de ciencia y humanismo fueron necesarios
para arribar a esta conclusión.
Nomenclatura
Los seres vivos ocupan una fracción del planeta, la biosfera, que abarca unos
diez kilómetros hacia arriba de la superficie terrestre y otros tantos hacia abajo.
Llamamos comunidad al total de los seres vivos que ocupan una porción particular
de la biosfera, y hábitat al sector físico de dicha porción (o sea, descontando a los
seres vivos). Entre el hábitat y la comunidad, y entre los miembros de esta última,
fluyen energía (luz, calor, etcétera), y materiales (agua, comida, polen, hormonas,
cartas, microbios, entre otros). La suma de hábitat más comunidad más flujos constituye
un ecosistema.
Polvo de estrellas
Sobre el polvo de estrellas: estamos hechos de hidrógeno y oxígeno (en forma de
agua y otros compuestos), carbono, nitrógeno, fósforo, calcio, potasio, azufre,
hierro y trazas de algunos otros minerales. Toda esta materia fue sintetizada en el
núcleo de estrellas a partir de protones y expulsada al espacio circundante en explosiones
que marcan el final de su ciclo de existencia.
El material del cosmos oscila interminablemente entre estos dos extremos:
materia condensada (estrellas y planetas, por mencionar algunos) y materia dispersa,
que forma grandes nubes con apariencia de polvo en las fotografías astronómicas. Una
fracción de la materia se convierte además en radiación, como la que recibimos del
Sol y de las demás estrellas.
La materia dispersa se condensa por su propia atracción gravitacional, se
calienta al comprimirse y nace una estrella si la masa involucrada es suficiente para
ello; de lo contrario, se forma un cuerpo condensado que se enfría gradualmente,
resultando un objeto que no emite luz (un planeta, por ejemplo). Las estrellas no
son eternas, y muchas de ellas señalan el fin de su existencia luminosa con una gran
explosión que disemina una fracción o el total de su masa, originando una nueva
nube de polvo estelar o incrementando una nube vecina.
La materia esparcida en la explosión, sin embargo, no es idéntica a la que
constituyó a la estrella, sino que fue “enriquecida” al aumentar su contenido de
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