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Pequeño mundo
Moraleja
La ligazón física y —sobre todo— biológica de la biosfera que revelan nuestras
investigaciones del pasado medio siglo seguramente es sólo una primera aproximación
a su nivel efectivo de coherencia, lo que la convierte en una verdadera placenta
cósmica para nosotros y nuestros compañeros de viaje, incluyendo a los quetzales
y las viudas negras. Esto resulta reconfortante por un lado, al atisbar las consecuencias
de más de 1000 millones de años de continuidad de la vida terrestre. Sin embargo,
es evidente también que en esta increíble saga no ha habido actores ni actrices
“principales”, pues los individuos y sus especies han cumplido fugazmente su
papel y se han esfumado del gran teatro del mundo, dejando apenas huella de
su paso en el libreto de los fósiles. Nuestra salida al escenario como especie no será
diferente.
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